Vecinos y trabajadores de la calle María de Ferrol, hartos del hombre que los atemoriza desde hace meses: «Que lo saquen de aquí»

Su última fechoría la perpetró a finales de la semana pasada, cuando de una patada rompió la puerta que da acceso al Gadis de la calle María, pero en los últimos meses trabajadores y clientes de este supermercado, vecinos de los dos tramos situados entre Rubalcava y Carmen y responsables de otros negocios de la zona han tenido que sufrir sus «gritos», «follones», «insultos» y hasta «agresiones». El objeto de sus críticas es un hombre de «unos 45 años de edad», que suele sentarse en el bordillo del Gadis a beber cerveza y que durante un tiempo residió como okupa en una vivienda abandonada de la vía, según su testimonio: «Ahora creemos que duerme en un portal de esta misma calle donde hay colchones y cajas, pero no estamos seguros».

«Cuando está sereno no da ningún problema, pero cuando no lo está arma jaleo. A veces escuchamos desde aquí los gritos que está dando en el Gadis», apunta un hostelero de las inmediaciones. Cuenta que él también fue víctima de sus tropelías, porque, en una ocasión, el susodicho cogió las sillas de la terraza en un arrebato y las arrojó contra el portalón del garaje situado justo enfrente. En otra ocasión el hostelero tuvo que acudir en auxilio de un hombre de 89 años de edad al que propinó un codazo y le hizo una brecha en la cabeza. «Tuvo que venir la ambulancia y se lo llevaron al hospital. Desde entonces ya no lo dejo entrar ni sentarse en la terraza», apunta el hostelero.

Por su parte, personal y clientes del Gadis denuncian que les grita y les insulta. «El viernes pasado rompió los enganches de la puerta de una patada, pero el problema viene de mucho más atrás. Una vez se deshizo los nudillos dando puñetazos al cristal y otra vez me insultó porque no le quise descontar unos céntimos de la compra. Cuando va bebido arma jaleo, se mete con la gente, los atemoriza y por eso algunos clientes han dejado de venir», comenta una trabajadora del supermercado. «Yo muchas veces oigo gritos, me asomo a la ventana y siempre es él», anota una vecina.

Tanto la Policía Local como la Policía Nacional han tenido que acudir a la zona en varias ocasiones a causa de sus follones y los vecinos piden que «alguien haga algo para sacarlo de aquí». «Si necesita ayuda psicológica que se la den, pero no debería estar en la calle», advierten.

Fuentes de la Policía Local de Ferrol indicaron que se trata de una persona con problemas psicológicos y sobre la que pesan varias denuncias.

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