Dentro de la casa azul más bonita de toda la plaza de Amboage: «Nuestro sueño hecho realidad»
FERROL
La familia Herrero Freire abre las puertas de esta fantasía modernista en Ferrol reformada por Rodolfo Ucha Piñeiro, con baños asomados en balcones sobre la plaza
30 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Como un barco dispuesto a cruzar el Atlántico, emerge espectacular la casa azul de la plaza de Amboage (Ferrol). Es tan bonita que llama la atención de todos los caminantes: «Todo el mundo nos dice lo hermosa que es y nos llena de orgullo porque la hemos hecho nosotros». Así lo indican sus propietarios Manuel Herrero y Maca Freire, asomados a sus balcones modernistas en un edificio de finales del siglo XIX, reformado por el mítico Rodolfo Ucha Piñeiro en 1936 y rehabilitado en 2007. «Es la casa de nuestros sueños y de nuestros sacrificios, nuestro sueño hecho realidad pero también fruto de mucho trabajo», indica este matrimonio.
El proyecto lo hizo José Francisco Freire, hermano de Maca y arquitecto que trabajaba para el Concello de Narón o la Deputación de A Coruña. Manuel Herrero es aparejador y la pasión por la arquitectura sigue de generación en generación, ya que su hijo Álvaro Herrero es el gerente e ingeniero de Ergo Construcciones (con oficinas en los bajos del inmueble azul más bonito de Amboage). El afortunado visitante que entra en estos aposentos se halla con una entrada de azulejos al estilo Alhambra, la escalera de caracol, una impresionante cocina con baldosas andaluzas en más azules, baños de mármol azulado con balcones volcados sobre el verdor de la ferrolana plaza de Amboage, vidrieras de rombos añil, galerías con contras de libro.
«Yo misma me encargué de toda la decoración, echando mano desde marcas low cost como Ikea (con unos sillones fucsia en uno de los salones) hasta empresas ferrolanas del sector como Acevedo o Cobelo», explica Maca. Esta Rhapsody in Blue, como compondría George Gershwin, la compraron a finales de 2004 para una familia de cuatro que incluye a sus hijos Álvaro y Clara (arquitecta). Y la finalizaron en verano de 2008. Los chicos volaron pero siguen visitando el nido con muchísima asiduidad. «Por supuesto que nos han ofrecido venderla, pero no queremos», admiten sus propietarios.
«Para mí es la más bonita y vivimos muy tranquilos, antes era amarilla y la pintamos de azul celeste (color muy típico en casas modernistas centroeuropeas, como de cuento de hadas)», indica el ferrolano Manuel Herrero, que trabaja en Ergo junto a su hijo. En la planta baja hay dos bajos comerciales y garaje, la vivienda principal tiene tres plantas, a mayores hay dos apartamentos. La casa parte de dos bloques fundidos en uno, con el espíritu de Ucha desde la forja del portal.
«La planta baja tiene vestíbulo, cocina y salón, con baño de cortesía; la primera dormitorio principal con vestidor y baño, un despacho, otro baño a mayores; la superior con el emblemático ojo de buey con sala muy amplia, dos dormitorios con dos baños para mis hijos, la lavandería que da a una terraza», explica el dueño. Toda la cubierta se hizo en madera, pero en el interior estaba tan deteriorada que se optó por una estructura metálica.
En Semana Santa, 70 personas
Un cuadro de Collado de 1998 muestra cómo era este zafiro hace un cuarto de siglo. Admite Álvaro Herrero que «la casa me inspira en mis proyectos para recuperar edificios históricos, y cuando tengo oportunidad se la enseño a clientes para darles ideas». Y en Semana Santa se juntan 70 familiares y amigos para ver las procesiones, desde unos cuartos que recuerdan a la casita de Wendy en Peter Pan.