Adiós a los ferrolanos de Gran Hermano Dúo: Javier abandona, su mujer Vanessa lo planta y Cupido se pide una baja

El amor no existe. A las puertas de San Valentín, Ferrol volvió a demostrar anoche ante toda España lo dura que es la vida en pareja. Y los concursantes Vanessa Bouza y Javier Mouzo protagonizaron su enésima ruptura (o no ruptura, o enfado, o lo que sea) ante los aterrorizados espectadores. En una reinterpretación de los Secretos de un matrimonio de Ingmar Bergman, versión a medio camino entre Caranza y Sequeiro, Javier decidió abandonar su concurso en Gran Hermano Dúo y en el plató se encontró con una Vanessa que prácticamente lo dejó plantado. La pareja de cantantes de orquesta dilapida de este modo su paso por Telecinco, pese a sus prometedores inicios y a que lo dieron todo con sus noches fogosas en el GH de anónimos. Y Cupido directamente se pide una baja, harto de estas lunas de hiel con sangre del naval. 

Como cantaban The Smiths, Heaven knows I'm miserable now. Y así se siente el pobre Javi, que ayer era todo ojeras y manos en los bolsillos ante el rímel corrido de Vanesa. La rubísima y guapísima ferrolana ya había dejado caer en redes sociales un «Hasta luego, Javi»: todo un aviso a navegantes o directamente ruptura en esta nueva era en la que para cortar con tu pareja no te tomas un café o lloras al teléfono, sino que directamente lo cuelgas (en todos los sentidos) en Instagram. 

El atribulado amante decidió abandonar el concurso, «porque la casa se me cae encima». Pero en el plató se econtró con su mujer que, despampanante en azul, le decía: «Solamente quiero que estés bien, hay cosas que no me han gustado nada y tengo que hablarlas contigo». Por el camino hay celos por la relación de Javi con Maica, recriminaciones interminables, y el agotamiento de una audiencia que no da crédito ante el fin de la relación. 

Pero siempre hay una oportunidad para la reconciliación, como demostraron Álvaro Morata y Alice Campello. Y si no, dos grandísimos concursantes como Javi y Vanessa pueden emular a la más grande y cantar: «Jamás pensamos nunca en el invierno, pero el invierno llega aunque no quieras. Y una mañana gris al abrazarnos, sentimos un crujido frío seco. Cerramos nuestros ojos y pensamos: se nos rompió el amor... de tanto usarlo». Qué buena era Rocío Jurado. 

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