La Diócesis de Mondoñedo-Ferrol invita a la princesa Leonor a visitar oficialmente San Andrés de Teixido: «Es un honor para esta tierra y para su santuario»

FERROL

La fugaz estancia de la heredera de la Corona en Teixido el pasado viernes, aunque breve, despierta la gratitud de la Iglesia, que confía en que la futura reina vuelva algún día
17 jul 2025 . Actualizado a las 23:25 h.Fue el viernes pasado, cuando el día terminaba. A esa hora en la que en Teixido, frente al Atlántico, uno percibe con especial nitidez que allí hay una puerta entre dos mundos: un lugar, de belleza inigualable, que ya hizo sentir la presencia de Dios a quienes lo visitaron mucho antes de la llegada del Cristianismo.
Mientras el sol comenzaba a descender sobre la raya de horizonte —cuando ya se habían marchado los romeros y los turistas, y allí solo quedaban quienes viven en la aldea—, la Princesa Leonor atravesaba San Andrés caminando y se dirigía al santuario, que a esa hora ya había cerrado sus puertas. El párroco, Antón Rúa, que había pasado la tarde en el templo, recibiendo a los romeros, ya estaba regresando a Cedeira («De feito, eu penso que debín de me cruzar con ela polo camiño»), comenta. Y los vecinos («Primeiro pasaron uns señores que dixeron que ela viña alí, e que foron pedíndolle á xente que non se lle sacasen fotos, que a Princesa non quería [que la fotografiasen] porque viña nunha visita particular») estaban a punto de cerrar las puertas de sus casas.
Un lugar irrepetible
Leonor, frente a la puerta del santuario que mira a Poniente (la entrada principal del templo), se puso a contemplar, asombrada y en completo silencio, el paisaje. El santuario, a esa hora, ya estaba cerrado. Y el sacristán, al percatarse de su presencia, se dirigió inmediatamente, hacia donde estaba la Princesa, ofreciéndole la posibilidad de abrir la iglesia de nuevo. Pero ella, que ya marchaba, y agradeciéndole el gesto, le dijo que no hacía falta: que con haber conocido aquel lugar, y con haber podido contemplar un paisaje así, para ella era suficiente.

Fue una visita, ciertamente, muy breve. Pero la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, consciente de que lo que para San Andrés de Teixido representa la presencia de la heredera de la Corona de España, no solo le agradece a Leonor que se haya desplazado hasta Teixido —en ese momento, el buque escuela Juan Sebastián de Elcano, en el que ella completaba su crucero de formación como guardiamarina, se encontraba atracado en el puerto de Ferrol—, sino que la invita a regresar a San Andrés, a poder ser en visita oficial.
«Vida privada»
«Deseamos que un día se concrete una visita más oficial y tranquila —señalan desde la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol—. Entendemos perfectamente —añaden— que la princesa tenga vida privada y que su visita haya sido de perfil bajo, como su vida había sido hasta ahora, preservándola de imágenes y proyección pública».
«Sin duda —añade la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol—, que San Andrés de Teixido sea un punto de visita de la princesa es un honor para esta tierra, para este lugar y para su santuario por lo que significa, por su trascendencia y por su proyección».

«Eu fun de vivo»
El investigador Sergio Muíño, impulsor del proyecto Eu fun de vivo, iniciativa que ha dado una nueva proyección —por ejemplo, a través de la Red— al santuario y a su entorno, también celebra la presencia de la princesa en San Andrés: «No cabe duda de que es una suerte ver cómo la futura reina de España —señala Sergio— acude a San Andrés para disfrutar del entorno y de la espiritualidad que ofrece la aldea de peregrinación de los gallegos».
«Si en un futuro decide regresar al santuario —comenta Muíño— nos gustaría acompañarla y compartir con ella nuestras tradiciones milenarias, el trabajo artesano y la identidad atlántica y religiosa que hacen especial este lugar».
«Seguro que esta primera visita, tranquila y personal —añade el investigador—, se identifica con muchas de esas personas que cada día llegan al santuario guiadas por su espiritualidad, creencias y conexión con San Andrés de Teixido. Una llamada —subraya Sergio Muíño— para quienes todavía no lo han hecho y quieren cumplir con la tradición de ir en vida».
La visita de la Princesa, en Teixido, supo a poco. «Alguno de los vecinos —dice Sergio— todavía comenta que le habría gustado regalarle unos amuletos de miga de pan para que llevase consigo un pedacito de esta aldea del fin del mundo, o bien haberla saludado».