De cadáver de la crisis con okupas a edificio en obras para obtener 41 pisos: «Ya se han vendido el 20 %»
FERROL

Un grupo inversor gallego ha adquirido a la Sareb y ya está reformando el 667 de Catabois, que quedó a medio a hacer y fue abandonado y vandalizado tras la burbuja del 2008
10 sep 2025 . Actualizado a las 12:04 h.Corría el año 2008 cuando la burbuja inmobiliaria estalló y dejó a medio terminar miles de edificios a lo ancho y largo de toda España. Diecisiete años después, en Ferrol —animados por la buena marcha del mercado y el resurgir de la ciudad naval—, nuevos inversores están resucitando algunos de aquellos cadáveres de ladrillo y cemento que dejó en herencia la crisis financiera. Y uno de los ejemplos más recientes se puede encontrar en el número 667 de la carretera de Catabois, a pocos metros de la rotonda que lleva a los hospitales, donde se alza una mole que actualmente se encuentra en obras para transformarse en flamante promoción de obra nueva con un total de 41 viviendas.
El edificio, que se encontraba en manos de la Sareb, fue adquirida a finales del 20024 por la sociedad Kata63 Promociones S.L., integrada por socios gallegos. Y hace ya tres meses que emprendieron las obras para finalizar el inmueble. «Se están ejecutando por fases y está previsto que lleguen a su fin en un plazo de siete meses», explica a las puertas del edificio Amador Muñoz, de Fincas Galicia, la inmobiliaria con oficinas en Arteixo y Vigo que comercializa las viviendas.
Este profesional explica que la primera vez que los socios de Kata63 entraron en el 667 de la carretera de Catabois se encontraron con un edificio complemente abandonado y vandalizado, del que los cacos se llevaron todo lo que pudieron —«los cristales y las carpinterías de aluminio de las ventanas, el cobre de los cables, apliques....», detalla— y donde los okupas dejaron huella de su paso en paredes y bañeras tintadas de negro por el humo de las hogueras que prendían para calentarse. «Pero, a pesar de todo eso, la estructura del edificio estaba en perfectas condiciones, al igual que la fachada, que es de piedra, y la tabiquería, construida toda en ladrillo y no con pladur», advierte Muñoz.

Ese óptimo estado de la edificación, junto con su ubicación —próxima los hospitales, la autovía de As Pontes y la autopista AP-9— y el «renacer» que vive la urbe naval tras años sumida en la crisis, fue lo que animó a los inversores de la sociedad Kata63 a apostar por Ferrol. «Yo soy de la Costa da Morte, pero me crie en la calle Gravina de Ferrol y veo que la ciudad por fin se está recuperando y demanda obra nueva», valora Amador Muñoz.
Con las obras que se iniciaron hace tres meses, la promotora a la que representa no solo concluirá un edificio que quedó inacabado, sino que lo mejorará con respecto al original proyectado, con materiales nuevos, más eficientes y de mayor calidad que los que se instalaron hace diecisiete años. Y así, por ejemplo, las antiguas ventanas que aún quedan en algunos pisos (otras fueron sustraídas) ya están siendo renovadas por otras nuevas y más modernas, con rotura de puente térmico y acústico, en aras de un mayor aislamiento frente al frío y los ruidos.

De las 41 viviendas que se obtendrán con esta promoción, seis de ellas (las situadas en los bajos de los cuatro portales) disponen de un patio exterior de uso privativo en la parte trasera, donde también se está trabajando en el acondicionamiento de una parcela para convertirla en una zona verde de uso común con bancos, barbacoa y juegos infantiles. Los pisos miden entre 77 y 100 metros cuadrados (con 1, 2 o 3 habitaciones) y cuentan con garaje y trastero incluidos en el precio (el más barato cuesta 103.000 euros).
Aunque la obra aún no ha finalizado, ya se han vendido 8 de las 41 viviendas (es decir, el 20%) y otras dos están a punto de escriturarse «Entre los compradores hay trabajadores del hospital, jóvenes que vivían de alquiler y se animan a comprar su primera vivienda al ver que la cuota de la hipoteca les queda igual y vecinos mayores de este mismo barrio, que se mudan por cuestiones de accesibilidad».