
De los clásicos como el Canario a los nuevos como la bocatería Da Terra, son muchos los locales de la ciudad en los que el bocata es el rey
10 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En tiempos en los que todo son prisas, son la opción perfecta para salir de un apuro. De tortilla, de raxo o incluso de pulpo. Hay opciones para todos los gustos. Y es que al contrario de lo que se puede pensar en la era de las hamburguesas smash, el bocadillo sigue siendo uno de los reyes de la gastronomía. También de la ferrolana. ¿Dónde se puede comer un buen bocata en la ciudad?
Los clásicos: cerca de las aulas

La repuesta que a casi todos los ferrolanos les viene a la cabeza tiene nombre propio: el Canario. «Mis padres abrieron un mesón, pero la tortilla se fue convirtiendo en el plato estrella y, por extensión, los bocatas», cuenta Dolores, hija de la dueña. Echando mano de la calculadora, señala que pueden despachar «unas 80 o 90, depende del día» e incluso de si hay partido del Racing. Y es que aunque están situados frente al IES Concepción Arenal —fruto de la casualidad—, lejos quedan aquellos tiempos «en los que salíamos a tropel en los recreos», ya que solo se permite la salida de los alumnos de bachillerato Ahora su clientela se ha diversificado y la mayoría piden para llevar. Lo que no cambian son los gustos ni el podio: tortilla; tortilla con jamón; y jamón.
Coinciden con esta teoría en el Algo Así, la bocatería «con la carta más extensa de Ferrol», asegura el dueño, Daniel González. Lleva 27 años tras el mostrador del local situado en la avenida de Esteiro y que nació con vocación de alimentar a los universitarios del campus: «Era algo que no había en la zona y es un producto económico». «Tenemos unos básicos y también adaptamos la carta a las modas. Pero los favoritos siguen siendo el vitamina, que lleva salsa de aguacate, y el contundente», que lleva de todo.

Las nuevas bocaterías
También vieron el filón de los estudiantes en El Pilar, situado en uno de los subterráneos de Recimil, frente al CIPF Ferrolterra. Aunque en origen era una tienda de alimentación, la dueña, María Saavedra, se fue adaptando a los tiempos. «Al principio venían las señoras a hacer la compra, pero cuando fueron faltando y empezaron a venir los chavales del instituto, lo enfoqué hacia ellos, hacia sus horarios», explica. Comenzó con bocadillos fríos, pero cuando los estudiantes le pidieron que los hiciera calientes, no dudó en añadir una cocina. Este año se hizo con hornos para ofrecer bollería y dulce. Otro éxito, junto a la decisión de colocar futbolines o de mantener el precio —muy económico, un bocadillo de tortilla cuesta 2,50 euros— durante todo el curso, a pesar de las subidas de enero. «Prefiero que vengan todos los días y ganar menos», explica.
También notó un vacío en la oferta bocatera de Ferrol Angélica Gallegos, dueña de la recién inaugurada bocatería Da Terra, en el mercado de A Magdalena. «La abrí como un complemento a la cafetería porque mucha gente me preguntaba dónde comer, muchos peregrinos». Cuenta que en «estos tiempos en los que todos andamos con prisas» los bocadillos tenían que estar en la carta: «Fuimos a lo seguro, a lo que nos gusta a todos. Por ejemplo, recuperamos el bocata de calamares. Además, lo hacemos todo con productos del mercado».

De la cocina al astillero
Además de los estudiantes, los trabajadores de los astilleros son el otro colectivo que ha mantenido la tradición del bocadillo. Lo saben bien en el Dique 2, donde tuvieron que ingeniárselas para hacer llegar sus productos cuando Navantia prohibió salir durante los descansos. «Ahora llaman desde dentro para pedir y se los acercamos a las vallas», explica Montse Fernández, dueña del local —uno de los pocos de la ciudad que cuenta con un pase especial para entrar con la comida, en caso de que se haga un pedido por las vías «oficiales»—. Cuenta que el volumen de trabajo crece «si hay reparaciones, porque se hacen horas y la gente tiene que comer, pero no puede salir». Si se le pregunta a sus empleados por la cantidad de bocatas que pueden salir en una mañana —el horario de apertura es de 5.00 a 17.00 horas—, se miran con los ojos abiertos y responden: «A mazo». Los favoritos son los más contundentes, como el de raxo con patatas y huevos o el de chorizo criollo.
En la misma calle se pueden encontrar más locales que ofrecen bocadillos en sus cartas, como el Barlovento o la cafetería Mac.

Incluido en la carta
Pero esto es solo un pequeño repaso por los locales donde el bocadillo es el rey. En realidad, escondidos en las cartas de locales hosteleros de toda la ciudad se puede encontrar un sinfín de opciones. Desde los clásicos de tortilla en el Zahara o el Ankha hasta los innovadores bocatas de pulpo de las Bodegas de Fajardo, pasando por los de embutido de La Bellota o los de calamares de la Taberna del Kraken. Los hay incluso con servicio de recogida en coche, como En Panes. Y es que la lista es larga, y seguro que alguno queda en el tintero: Scooby Burger, SRC Canido, En Boca de Todos, Don Gil, Pilla y Pira, Zalatúa...