Tres meses con la calle Sarxento cortada: «Cada día el agujero es más grande y tenemos miedo a una explosión»

FERROL

Los vecinos temen que el socavón siga creciendo y provoque un accidente por la tubería de gas al aire
13 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Han pasado ya más de tres meses desde la última rotura de la tubería de agua en el Camiño do Sarxento, en Santa Mariña, y los vecinos aseguran que la problemática, lejos de mejorar, ha empeorado. La carretera sigue cortada al tráfico y el boquete que se abrió en julio, junto a una vivienda afectada, «no deja de agrandarse». Aquella mañana, un estruendo a primera hora despertó a los residentes: la explosión del conducto de agua levantó el asfalto, dañó un muro y la bodega de una casa, dejando a la vista las instalaciones del gas y obligando a precintar parte del terreno por riesgo de derrumbe. Desde entonces, una docena de viviendas siguen sin acceso en coche. Los vecinos, muchos de ellos mayores o con movilidad reducida, aseguran que la espera se hace insoportable por el temor de que el agujero es cada vez mayor.
«Cada día está más grande. Mi madre tiene muchísimo miedo porque ya solo quedan al aire las tuberías del gas. Si se caen, puede haber una desgracia», alerta la vecina Celia López, que denuncia la falta de respuesta por parte del Concello. «Hace tres meses que estamos así. El alcalde le dijo a una vecina que la obra estaba aprobada, pero aquí no se ha movido nada. Ni una reunión, ni una carta, ni una explicación», lamenta.
Los vecinos aseguran sentirse «abandonados» y estudian acudir al Valedor do Pobo ante la falta de avances. «Estamos indefensos. Pagamos nuestros impuestos y se están riendo de nosotros», protesta Celia. Explica además que para acceder a sus casas deben dar un rodeo de casi un kilómetro, o incluso circular por dirección prohibida. «Gastamos más gasolina, y hay gente que tiene que hacer varios viajes al día. Y el vecino que está en silla de ruedas apenas puede salir de casa», añade.
Dos de los vecinos más afectados son Loli Rubido y su marido, con movilidad reducida y en silla de ruedas. Relata que durante los días de lluvia no pueden salir de casa. «Él no puede andar solo, yo voy con paraguas… es horrible», explica. Denuncia además la falta de coordinación y soluciones claras por parte del Concello. «Vino el concejal de Urbanismo, alguien a hacer mediciones… y nadie da ninguna solución», lamenta. Y confirma que el agujero ha crecido notablemente en los últimos meses: «Empezó con menos de un dedo, y ahora cada vez es más grande. Tomamos fotos para registrar cómo se agranda», afirma. El riesgo preocupa especialmente por la proximidad de la tubería del gas, visible en parte del socavón. «Está colgando en el aire. Si llega un temporal fuerte, no sabemos qué puede pasar», advierte Celia.
En la vivienda más afectada por el derrumbe, Adela Muiños continúa con el patio y la bodega precintados. La rotura de la tubería destrozó el muro y parte del tejado del galpón se vino abajo. Trata de mantener la normalidad. «Por fin tengo otra vez conmigo a mi perro, pero tengo la zona del patio y del galpón cerradas. Llevo tres meses así», cuenta resignada.
Los vecinos explican que la situación se recrudece por el conflicto entre la administración y el propietario del inmueble. Señalan que el propietario de la vivienda más afectada por los daños, con el muro y el galpón dañados, reclama que se repare la carretera pero también los daños que la explosión de la tubería provocó en su casa. Por su parte, el Concello asegura que las obras se iniciarán «en breve». Desde la concejalía de Servicios explican que se encuentran a la espera de recibir el presupuesto de la bodega para poder iniciar los trabajos, «primeramente en el muro, con el objetivo de reabrir el tráfico rodado». Una vez finalizada esa actuación, se acometerá la reparación de la bodega. El responsable del área, José Tomé, está en contacto con el propietario «para iniciar lo más pronto posible las obras».
«Queremos salir sin miedo»
Mientras tanto, los vecinos solo piden una cosa: soluciones. «Queremos poder salir de casa sin miedo y sin tener que dar vueltas. Tres meses son ya demasiado», resume Celia. Loli lamenta la sensación de abandono. «Nadie nos escucha, llevamos tres meses así y todavía no hay respuesta clara. Lo que necesitamos son soluciones de verdad». Y advierten de que el mal tiempo, la lluvia y los temporales pueden todavía agravar más la situación.