Tras cruzar media Europa caminando y en los bajos de un camión, el joven Jawad recaló en Ferrol, donde ha conseguido trabajo como ayudante de cocina en un restaurante de la ciudad naval gracias a Cáritas
15 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Jawad Ameksa, marroquí de 24 años, cuenta que ya desde niño le gustaba trajinar entre sartenes y ollas junto a su madre en la cocina. Y ahora, a través del Plan de Formación en el Puesto de Trabajo de Cáritas, ha podido cumplir su sueño: dedicarse profesionalmente a los fogones en el restaurante A Maruxaina de Ferrol. «Lo que mejor me salen son los tacos de chipirones, aunque también hago sushi y otros muchos platos», cuenta sonriente pocos minutos antes de colgarse el mandil para afrontar una nueva jornada laboral.
Atrás quedan tres años de obstáculos y múltiples penurias, trabajando en la economía sumergida y lejos de su familia. Fue en el 2022, con solo 21 años, cuando Jawad decidió dejar su país «en busca de una vida mejor en Europa». Como el viaje en patera resultaba demasiado costoso —«entre 4.000 y 5.000 euros, aunque incluso puede salir por más», detalla el joven— optó por una ruta más barata, pero también muchísimo más larga. De Marruecos voló a Turquía, y de allí, atravesó Bulgaria, Serbia, Hungría, Austria y Francia —caminando, escondido en los bajos de un camión, en bus y en tren— hasta que entró a España por Irún. El destino final no estaba claro, pero como tenía un amigo en Monforte, decidió poner rumbo a la zona lucense. A la espera de regularizar su situación, no le quedó más remedio que sobrevivir en la economía sumergida. «Trabajé recogiendo uva en la vendimia, montando muebles... Y también durante un tiempo en una atracción de feria en Asturias», rememora Jawad.
Al cabo de un año y medio, a través de una amistad, decidió trasladarse a Ferrol, donde al verse sin techo tuvo que recurrir al albergue para personas sin hogar Pardo de Atín. Y allí permaneció varios meses, hasta que, de la mano de Cáritas, el joven pudo acceder a una vivienda de tránsito hacia la vida autónoma de la entidad y a un programa de inserción laboral que ofrece asesoramiento, acompañamiento y formación en sectores con una alta demanda de empleo, pero que al mismo tiempo también tiene en cuenta los intereses de cada persona, «haciéndola protagonista de todo el proceso», según subraya Cristina Pereiro, coordinadora de Acción Social.
En el caso concreto de Jawad, las técnicas de Cáritas enseguida detectaron su pasión por la cocina. Y fue así como le propusieron adquirir competencias en ese ámbito de la mano de su Plan de Formación en el Puesto de Trabajo, «una modalidad en la que la persona aprende directamente de la empresa y esta puede descubrir su talento y acompañar su aprendizaje», anota Pereiro.
Tras conseguir el permiso de residencia por arraigo formativo, Jawad inició un curso de auxiliar de cocina el pasado verano en los fogones de A Maruxaina, uno de los establecimientos que colaboran con Cáritas. Y gracias a «su actitud, sus ganas de aprender y su capacidad de trabajo» —relata Mela López, la técnica de Cáritas que lo acompañó en todo el proceso— enseguida se ganó la confianza de su jefe, el hostelero Álvaro González, quien le hizo una oferta laboral que le llevó a conseguir también el permiso de trabajo.
Desde el pasado mes de octubre, Jawad forma parte de la plantilla del restaurante A Maruxaina y confiesa que se siente «feliz». «Poder residir y trabajar de forma legal en España me ha cambiado la vida. Siento que paso a paso estoy mejorando y tengo más confianza en mí mismo», cuenta satisfecho Jawad, que en breve espera poder abandonar la vivienda de Cáritas para alquilar un piso por su cuenta. Antes de la despedida, confiesa que le gustaría volver a Marruecos para ver a su madre, a la que siempre estuvo muy unido y echa de menos, pero solo de visita. «Dentro de tres o cuatro años no sé dónde estaré, pero ahora mismo mi sitio está en Ferrol», dice Jawad, mientras que su jefe, Álvaro González, destaca sus «ganas de superarse, aprender y trabajar, algo que no es tan fácil de encontrar».
MARYELING PÉREZ, ALUMNA QUE SE FORMA COMO CAMARERA
«No puedes esperar a que las oportunidades lleguen por sí solas, tienes que buscarlas»
Jawad ya ha conseguido un trabajo digno y estable en Ferrol. Y ese mismo sueño persigue ahora Maryeling Pérez, quien, al igual que el joven marroquí, también accedió al Plan de Formación en el Puesto de Trabajo de Cáritas, y ahora se forma como camarera en A Maruxaina. «Llevo solo una semana, pero estoy muy contenta porque el ambiente es muy bueno y estoy aprendiendo mucho», comenta esta venezolana de 41 años, que abandonó su país hace un año huyendo de la inseguridad, los sueldos bajos, la inflación y una crisis energética galopante. «Todos los días nos cortaban la luz cinco o seis horas», comenta Maryeling.
Su marido, con doble nacionalidad por sus raíces gallegas, ya encontró trabajo en una empresa de instalación de fibra óptica. Y ahora ella espera lograr también un contrato, porque con un solo sueldo van muy justos. «Vivimos de alquiler y en el piso somos seis: mi marido, nuestros dos hijos, mi madre y mi suegra», comenta Margelyn. Ella es licenciada en Administración, pero, como la convalidación resulta complicada, ha decidido enfocar la búsqueda al sector hostelero. «No puedes esperar a que las oportunidades lleguen por sí solas, tienes que buscarlas y esforzarte. Es duro dejar tu país, pero hay que mirar hacia adelante y siempre con mente positiva», concluye.
EN CORTO
En lo que va de año, un total de 42 personas han encontrado trabajo a través de los cursos y formaciones de Cáritas Mondoñedo-Ferrol.