Puntadas con Agarimo, de As Pontes: «Queremos mobilizar á xente á que lle gusta tecer»
AS PONTES
Cinco devotas de las agujas crearon un grupo y organizan una quedada al mes
27 nov 2024 . Actualizado a las 12:05 h.Son amigas, madres y vecinas de As Pontes, andan entre los 40 y pocos y los 50 y bastantes años, y les apasiona tejer, ya sea ganchillo o calceta. Verónica Sabín es autónoma (administrativa de Fontanería Juve); Tania Bellas trabaja en Opticalia y Urbana Caaveiro, en el tanatorio San Roquiño; Elvira Corral es jubilada de banca y Lucía Vilaboy está al frente de La Mercería. En febrero de 2023 viajaron juntas a Madrid para visitar la feria de lanas Love Yarn.
«E cando volviamos no coche xurdiu a idea de xuntarnos, poñerlle un nome ao grupo e empezar a facer cousas, mobilizar á xente á que lle gusta o mesmo ca nós», explica Vero. Ella sugirió «agarimo» y otra dijo «puntadas», y de ahí salió el colectivo «informal», que no asociación, precisan, Puntadas con Agarimo. Al día siguiente ya estaban diseñando el logotipo y esa misma semana celebraron su primera quedada lanera, en el local de la Asociación de Veciños Cal da Avelaíña, en O Chamoselo. «Foi tal a acollida que flipamos... máis de trinta mulleres, e pensamos que tiñamos que seguir, e xa nos puxemos coa segunda...», explican.
Puntadas con Agarimo tiene espíritu nómada, y en lugar de montar una sede a la que acudir, han decidido moverse ellas por los distintos barrios y parroquias rurales: «Queremos darlle a posibilidade a toda a xente de que coñeza o grupo e veña tecer con nós». Programan una quedada al mes (la próxima será el 23 de noviembre en Goente), salvo en julio (por las fiestas) y en agosto, cuando optaron por un taller con la crochetera y diseñadora que está detrás de la marca SusiMiu.
A los encuentros se apuntan mujeres de todas las edades —«aínda non conseguimos que se animara ningún home»—, desde 12 años a 80 y tantos. «Non hai profesora, cada unha vai facer o que lle dá a gaña, o seu proxecto, unha tece, unha fai gancho, unha tece un gorro, outra un xersei ou unha chaqueta... unha das nenas fai amigurumis [pequeños muñecos, según una tradición japonesa], e outra, diademas para as súas amigas, e aprendeu a facer coleteros. A unha señora botámoslle unha man para deseñar un top para a súa neta... inspirámonos unhas ás outras e axudámonos», precisan. La logística se mantiene desde la primera quedada: una mesa para que quien quiera pueda exponer sus trabajos y otra para el café y los dulces (en la primera corrió a cargo de las cinco integrantes del grupo, luego empezó a aportar dos euros cada participante y ahora tienen un bote en el que depositan un donativo). Suelen quedar los domingos, de 16.00 a 19.30. «E fainos moita falta o tempo», remarca Vero, a quien le sobran ideas. En diciembre tendrán una comida de Navidad, en la que cada una aportará algún plato, además de tejer una decoración específica.
De Elvira destacan que «tece súper ben» y de Lucía, que «sabe moitísimo»; Tania es la community manager y la fotógrafa oficial de Puntadas con Agarimo; Urbana «é a amigurumi do grupo», con un cuarto de casa lleno; y Vero se define como «a axitadora» del equipo, y enumera los beneficios de tejer: «Mellora a autoestima e a confianza, reduce o estrés, fomenta a creatividade, produce moita satisfacción persoal, axuda a pasar momentos difíciles, dá tranquilidade, mellora a coordinación, a psicomotricidade e a capacidade de concentración, exercita a memoria, axuda a xerar amizades e dá felicidade».
En los ocho meses de trayectoria, ya han colaborado con la Asociación de Labores Solidarias de la IAIA, que entre otras acciones teje mantas para personas sin hogar. Para Vero, formar parte de esta comunidad lanera de As Pontes significa «pasar tempo con xente que che enche o corazón e a alma, e o orgullo de pensar que estás facendo algo por outra xente, un labor social, que poidan aproveitalo para saír da casa». «Son tres horas de risas e enriquecemento», resume, dispuesta a seguir agitando el espíritu tejedor.