Jose Rodríguez, instructor policial: «Si eres mujer y te ataca un hombre, puedes usar las llaves contra sus partes sensibles»
AS PONTES
Enseña a las vecinas de Narón a defenderse de agresiones, y pronto impartirá un nuevo obradoiro de defensa personal en la ciudad organizado por el Concello
08 nov 2025 . Actualizado a las 10:08 h.Todo vale, todo pega para librarse de un atacante. Y en el caso de las mujeres que sufren una agresión por parte de un hombre, pueden emplear como arma lo que tengan a mano: desde unas llaves al bolso. De la formación de las vecinas de Narón en defensa personal se encargará de nuevo Jose Rodríguez, un instructor policial con un currículo excepcional que fundó el sistema Hand Krav Fu (reconocido por la Federación Española de Artes Marciales). En esta iniciativa del Concello, les ayudará a utilizar «una mano, un codo, un boli o lo que tengan en el entorno para sobrevivir y escapar».
¿Cómo podemos usar unas llaves para repeler un atacante? Desde su escuela HFK de As Pontes, Jose Rodríguez contesta así: «Unas llaves pueden servir para golpear zonas sensibles (cara, cuello, manos); un bolso puede emplearse como elemento de distracción, escudo o impacto». La conclusión es que «cualquier objeto cotidiano puede convertirse en herramienta de defensa si se usa correctamente; lo importante no es el objeto sino la actitud y la técnica, saber mantener la distancia, proteger el espacio personal y aprovechar el momento para escapar o pedir ayuda».
El plazo de inscripción para esta actividad de la Concellería de Igualdade estará abierto hasta el día 18, llamando al 633 49 79 90. Y el obradoiro se celebrará los días 22 y 29 de noviembre. La actividad llega en el contexto de la celebración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres El instructor explica los seis principios de la defensa personal: «Prevención y anticipación (la mejor forma de salir indemne de un conflicto es no estar involucrado en él); evaluación y control del entorno (camina erguida, mirada al frente y paso firme); mantén la distancia de seguridad (permite reaccionar en caso de peligro); uso proporcional de la fuerza (defenderse no es atacar, es neutralizar una amenaza); eficacia y simplicidad (técnicas funcionales bajo estrés); control emocional y mental para salir con seguridad del conflicto».
En la calle, no hay reglas
Se aplica el principio de «todo vale , todo pega». Ante una agresión real no existen reglas, árbitros ni tiempo para pensar: «Todo vale si sirve para sobrevivir y escapar, desde un boli a una botella; no se trata de pelear sino de defender la integridad física, sin reglas porque en la calle no las hay». Las claves están en mantener la distancia, proteger el espacio personal y aprovechar el momento para escapar o pedir ayuda.
La gestión del miedo
Para la gestión del miedo, este instructor policial (que acaba de completar su formación con un máster en criminología con calificación de sobresaliente y otro en psicología criminal con notable) apuesta en primer lugar por la respiración y el control fisiológico «para regular el ritmo cardíaco, oxigenar el cuerpo y pensar con claridad». Añade la visualización y entrenamiento mental para reconocer el peligro, incluso la exposición progresiva al estrés con ejercicios y simulaciones realistas ayuda a mantener la calma «con el objetivo de que el miedo no nos paralice sino que se transforme en nuestro aliado».
La mayoría de las mujeres que acuden a estos obradoiros buscan seguridad y confianza, por prevención o tras vivir situaciones difíciles. Los cursos ayudan a fortalecer la autoestima y la postura, a decir que no con firmeza y marcar límites. Asegura este instructor que «los depredadores sexuales buscan siempre las víctimas más fáciles, aquellas que caminando muestran miedo y vulnerabilidad; mirada baja, paso inseguro, auriculares puestos o atención puesta en el móvil». También aprovechan el aislamiento (calles poco transitadas, horas con poca gente) y señales de indecisión al responder: «Por eso la prevención también es actitud, caminar erguida, mantener la mirada al frente, ritmo decidido, evitar auriculares en zonas de riesgo y usar el móvil de forma estratégica dificultan que alguien te elija como objetivo». Muchas participantes le comentan que «cambian incluso su forma de caminar y mirar, porque la seguridad interior se nota por fuera».
A estos obradoiros también pueden apuntarse niñas a partir de los doce años, siempre que acudan acompañadas de una adulta. Considera Jose Rodríguez que «la defensa personal debería ser una asignatura a impartirse en los colegios desde edades tempranas; no se trata de enseñar a pelear sino de educar en seguridad, respeto y autoconfianza; al igual que se enseña educación vial o primeros auxilios hay que enseñar a niñas y niños a poner límites, a pedir ayuda a tiempo». Estas prácticas fomentan la concentración y el trabajo en equipo. Y ante los crecientes casos de acoso escolar, «dotar al alumnado de herramientas de autoprotección y gestión emocional no es un lujo: es una necesidad educativa y social». El instructor desarrolla ahora un proyecto de prevención y reducción del bullying en centros educativos, que en breve se empezará a impartir.