Una vecina de Cedeira de 49 años ante el reto de encontrar empleo: «Solo pido una oportunidad»

ANA F. CUBA CEDEIRA / LA VOZ

CEDEIRA

Abigail Bustabad Arribi, a las puertas del IES Punta Candieira, en Cedeira, donde sigue estudiando, ahora un máster de especialización en digitalización del mantenimiento industrial
Abigail Bustabad Arribi, a las puertas del IES Punta Candieira, en Cedeira, donde sigue estudiando, ahora un máster de especialización en digitalización del mantenimiento industrial JOSE PARDO

Formada y con experiencia laboral, aprobó con nota el ciclo superior de Mecatrónica Industrial, muy demandado, pero a diferencia de sus compañeros varones más jóvenes, ninguna empresa la contrata

16 ene 2025 . Actualizado a las 13:00 h.

A la industria le cuesta encontrar soldadores, torneros o tuberos cualificados; y el IES Punta Candieira, de Cedeira, como otros centros que imparten este tipo de formación profesional, no es capaz de atender toda la demanda laboral que recibe, como corrobora su director, Xavier Pérez. Sin embargo, a la cedeiresa Abigail Bustabad Arribi, con un completo currículo y amplia experiencia laboral, le está costando encontrar un empleo. En el 2024 obtuvo el título de técnico superior de Mecatrónica Industrial, un ciclo que abarca disciplinas como la mecánica, la electrónica, el control o la computación. Pero, a diferencia de sus compañeros varones y más jóvenes, ninguna empresa ha querido contratarla, al menos hasta el momento.

«Estoy en medio, soy muy vieja para un contrato de formación y demasiado joven para un contrato bonificado para mayores de 52», comenta. Acabó Mecatrónica Industrial con un 8,38 de nota media y ahora está cursando el máster de especialización de Digitalización do Mantenimiento Industrial, también en el IES Punta Candieira, el centro en el que ha transcurrido casi toda su vida académica. Allí estudió BUP y COU, y un revés en la selectividad la condujo a la FP, en contabilidad.

Es técnico especialista en la rama administrativa y comercial, y también se ha formado en administración de personal, en un centro privado, y en electricidad básica (con prácticas), manejo de motosierra, desfibrilación externa semiautomática o intervención en emergencias en torres eólicas. Además de haber pasado por la sección de Cedeira de la Escuela de Idiomas de Ferrol, donde adquirió un nivel intermedio de inglés. «Antes me costaba soltarme, pero ahora se me ha pasado la vergüenza y puedo mantener una conversación con cualquiera», dice.

Del videoclub a peón forestal

Su extenso currículo laboral comienza en O Aturuxo, el videoclub, ya desaparecido, que regentó durante cuatro años en Cedeira. Trabajó de peón en Gamesa Eólica, en As Somozas; peón forestal en el Concello de Cedeira (en distintas campañas); en el servicio de emergencias del Ayuntamiento de Narón (antes de la puesta en marcha del parque de bomberos); barrendera; repartidora de Correos en Valdoviño en varios períodos; peón de obra en la construcción de la carretera de San Andrés y en una empresa de mantenimiento.

Salvo en las etapas de desempleo forzoso, ha compaginado el trabajo y el estudio. No tardó en darse cuenta de que lo suyo no era «estar en una oficina delante de un ordenador». «No nací para estar haciendo nóminas, necesito acción», resume. Abigail prefiere otro tipo de tareas, aunque la exigencia física sea mucho mayor. Nada le pone miedo. Es voluntaria de la agrupación de Protección Civil de Cedeira desde su creación, hace ya 25 años, y ha realizado varios cursos en la Academia Galega de Seguridade Pública (AGASP), de extinción de incendios, accidentes en carretera o primeros auxilios. «Es por amor al arte, algo vocacional», explica sobre esta faceta.

Asegura que el ciclo de Mecatrónica Industrial estuvo a punto de costarle la salud: «Me gusta hacer las cosas bien». Los resultados la avalan. «Pero aun así no me cogen —protesta—, y eso que he mandado currículos a las empresas que dicen que están buscando mujeres por debajo de las piedras... ni una llamada, soy la única que hizo el curso que no tiene trabajo». En su currículo destaca su «capacidad de adaptación a todo tipo de entornos», su facilidad para el trabajo en equipo y su entusiasmo por aprender y desarrollar sus habilidades.

Si algo ha ganado con la edad ha sido paciencia. «Solo pido una oportunidad, no estoy pidiendo categoría de oficial de primera, por tener un grado superior. Tengo una experiencia laboral y una madurez. A una persona de 49 años le dices que tiene que intentar hacer algo y lo va a hacer lo mejor que pueda, tiene una responsabilidad», argumenta. «Tengo paciencia, mucha, y conocimientos, que se tienen que afianzar con la práctica. Podría trabajar de soldadora, tornera, en electricidad (electrónica, automatismos)... Soy consciente de mis debilidades y les hago frente, soy meticulosa», incide.

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¿Edadismo o discriminación de género?

No le importaría irse fuera con tal de conseguir una estabilidad laboral. Esta cedeiresa vive con su madre, maestra jubilada. «Gracias a eso, y al colchoncito de ahorros que tengo, he podido permitirme seguir estudiando», apunta. Reconoce el papel decisivo de su progenitora: «Si no es por ella que insistió en que intentara hacer el ciclo superior, no lo hubiera hecho, ella me dio la patada, el impulso que necesitaba para tirar adelante. Ahora está orgullosa y frustrada, porque ve que no consigo trabajo, y yo estoy encabronada porque me cierran las puertas». Está muy contenta por sus compañeros de ciclo, de 18 a 21 años, «todos con empleo». Prefiere pensar que si se la excluyen del mercado laboral «es más por la edad y no por ser mujer». Más de una vez ha demostrado que no supone ninguna limitación, y cuando sufrió la discriminación de género, con un despido «improcedente de manual» en una empresa de construcción, le dieron la razón y tuvieron que readmitirla.

«Mi madre no va a estar toda la vida detrás de mí, aunque siga viviendo con ella, y a este paso los años cotizados [19 hasta ahora] no me van a llegar», enfatiza. Esta cedeiresa no sabe estarse quieta, «y si no es una cosa, habrá que intentar otra», como la docencia, salida que no descarta.