«Siempre tuve el gusanillo de ayudar y ahora puedo hacerlo»

La Voz

FERROL CIUDAD

El Banco cuenta con muchos voluntarios jubilados, pero todos aseguran que necesitan «más manos» en el almacén

13 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A Fernando Cheda mucha gente lo conoce porque durante años atendió a los clientes de la joyería Jar, pero ahora que ya está retirado la jubilación le ha regalado una ocupación más valiosa que cualquiera de las piedras preciosas que pasaron por sus manos cuando trabajaba. «Siempre tuve el gusanillo de ayudar y ahora puedo hacerlo. La satisfacción que te da esto es enorme», apunta sonriente. Junto a él, son muchas las personas que cada día reman a una por Balrial. Ahí están Javier, Manuel, Luciano, José Francisco, José María, Juanjo, José Manuel... Y entre tanto hombre, también a mujeres como María, que es la que pone «el ritmo y la alegría al almacén», según aseguran sus compañeros.

Con 66 años y jubilada hace poco tiempo, esta mujer pizpireta y siempre sonriente demuestra una energía desbordante mientras se mueve por la nave de A Gándara. «Hace muchos años colaboré con la Cocina Económica, pero lo tuve que dejar porque no podía compaginarlo con el trabajo. Sin embargo, siempre tuve claro que en cuanto tuviese tiempo volvería a colaborar con alguna oenegé y aquí estoy», dice risueña. Juanjo, con la máquina transportadora, y José Manuel, en la furgoneta, son sus más asiduos compañeros en la «pequeña familia» que ha encontrado en Balrial. Pero todos aseguran que esa familia necesita más miembros, sobre todo cuando se celebran las grandes recogidas de alimentos en los supermercados. «Mucha gente llama para apuntarse como voluntaria, pero luego no aparece», advierte Manuel.