Ellas

José A. Ponte Far VIÉNDOLAS PASAR

FERROL CIUDAD

16 dic 2023 . Actualizado a las 22:10 h.

Con el paso de los años uno va constatando realidades que se hacen verdades evidentes. Por ejemplo, que las mujeres tienen una capacidad mayor que los hombres para relacionarse entre ellas, para asociarse en actividades de tipo social y humanitario, y también que, llegadas a una edad, son capaces de aprovechar mejor el tiempo de ocio y de diversión. Yo lo intuía ya de niño, cuando veía que eran mi madre y mi abuela las que mantenían una relación social más fluida y natural con vecinas y familiares. En los ambientes en que me muevo me encuentro con mujeres de mi edad que nos dan sopa con ondas a los hombres de la misma generación en cuanto a curiosidad por saber, ganas de participar en actos sociales, de relacionarse con los demás, de pasarlo bien, de aprender, de culturizarse… No hay más que asistir a un acto cultural para ver que quienes llenan el local son mujeres. Que asisten por el interés del acto en sí, pero también porque se ven con amigas, porque salen de casa, porque quieren sentirse vivas. Y es que, antes, seguramente, han estado cuidando de sus mayores (si les viven) o de sus nietos (si tienen que hacerlo).

Y todo esto lo ratifiqué este jueves en un acto cultural para todo el público, pero que acabaron protagonizando las mujeres. Se trataba de la proyección de un documental sobre los lavaderos públicos (lavadoiros, que tiene más significación para nosotros). Con el talento de la ferrolana Ana Amado y el ojo poético de Lois Patiño, se nos recrearon esos espacios públicos que, en nuestro mundo rural y también en barrios urbanos, eran exclusivamente femeninos. Un lugar de trabajo duro, prolongación de las tareas domésticas, con castigo para los riñones y para las manos. Pero eran, también, lugares de esparcimiento para ellas, significaba salir de casa, ver a las vecinas, comentar las novedades, intercambiar alguna confidencia… La sabiduría de nuestras abuelas lograba compaginar el trabajo con una provechosa socialización (aunque desconociesen la palabra).

Y esta facilidad comunicativa y de relación entre ellas volvió a aparecer en el coloquio que se entabló en la sala a propósito del documental. Señoras mayores, con experiencia en esta faena doméstica, contaron con precisión y gracia anécdotas de aquellos tiempos en que también ellas iban a lavar al lavadoiro, o lo que recordaban de lo que sus madres contaban en casa. Por cuestión de tiempo, hubo que cortar el ameno coloquio porque eran muchas las que querían contar sus recuerdos y evocaciones.

Los hombres y mujeres de generaciones anteriores a la nuestra tuvieron muy poca información sobre el mundo emocional y psicológico. En la escuela no les hablaban de eso, en casa tampoco. Nadie les enseñó que, ya desde pequeños, se necesita aprender unas habilidades humanas que serán necesarias en la vida, como el tener curiosidad por lo nuevo y saber compartir experiencias con los demás. Pero, ellas, las mujeres, han sabido rellenar esas carencias mucho mejor que nosotros, los hombres.