La base americana de Estaca de Bares tenía hasta una sauna finlandesa: «Fue la primera que montamos»
MAÑÓN

El empresario Manuel Álvarez Losada recuerda la instalación, en lo que hoy es una completa ruina, «y aquellos chicarrones con todoterrenos»
12 ene 2024 . Actualizado a las 23:26 h.No recuerda la fecha exacta, pero sí las instalaciones de la antigua base americana de Estaca de Bares (Mañón) y la presencia de «aquellos chicarrones y los todoterrenos». El empresario de origen ourensano Manuel Álvarez Losada, asentado en A Coruña, ya era aparejador cuando acudió a la vieja estación Loran —un sistema electrónico de navegación de largo alcance por radio, desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial en apoyo de la aviación aliada— para colocar una sauna finlandesa. «Fue la primera que montamos, la compramos en algún país europeo», repasa.
«Hicimos bastante obra allí, también de tratamiento de aguas, unas cubiertas, una depuradora... les preocupaba mucho el tema de las aguas residuales, primero se montó una provisional, que duró poco, y se sustituyó por la definitiva. También hicimos algunos pavimentos», relata, como si hubiera sucedido hace unas pocas semanas, cuando Álvarez Losada, de 83 años, regresó a Estaca de Bares «para ver la ruina en que se ha convertido todo aquello». «Tapiaron algunas cosas, pero las han vuelto a abrir. Es una pena ver aquello así, después de haberlo visto funcionando», comenta.
La Guardia Costera norteamericana gestionó las instalaciones de 1961 a 1977, año en que tomó el relevo la Fuerza Aérea, que permaneció en la zona hasta 1991. Las edificaciones de la base, operativa durante tres décadas, continúan en pie, lo que demuestra la solidez de la obra, como apunta María Félix, que nació el mismo año que entró en funcionamiento la estación en la Vila de Bares. Su padre, Félix Grande, de 86 años, trabajó en la construcción y después como encargado de almacén y mantenimiento, hasta el cierre definitivo. Y jugaba al frontón con los «chicarrones» norteamericanos de los que habla Álvarez Losada.
El Concello de Mañón adquirió los 1.200 metros cuadrados de inmuebles y 65.579 de finca rústica, en 2019. El Ministerio de Defensa se lo vendió por 76.624 euros, y ahora intenta conseguir financiación para rehabilitar al menos parte de las estructuras, comidas por la herrumbre y la humedad. «Hay una empresa que podría estar interesada en la concesión, por un canon simbólico, pero está el problema económico y el de los permisos», reconoce el alcalde, Alfredo Dovale.
Las paredes sirven de caótico panel de arte urbano, salpicadas de pintadas y grafitis. «Dame o teu amor», «Camiñar, facer camiño», «Fomos ficando o mar, o barco e máis nós», «Visca el Baix Llobregat»... Las palabras van trazando el recorrido por las estancias en su día bien equipadas y bulliciosas, hoy vacías y gélidas.