El molino de Xuvia ya puede visitarse musealizado con una apasionante cronología desde el siglo XVIII, y reservarse por 89,59 euros la hora para uso privativo y comercial
22 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Entre las joyas de la corona de Narón, brilla con fuerza tan francés como industrial el antiguo molino de Xuvia. El símbolo del XVIII palió los duros años del hambre negra gracias a su producción de harina. Y casi tres siglos después reabre como Centro de Interpretación dos Muíños Industriais de Xuvia (CIMIX). Con una atmósfera aventurera y entradas ordinarias a 3,3 euros, ofrece desde relojes de harina de tamaño humano, a maquinaria obteniendo en directo harina con la fuerza del río homónimo, o la recreación de la vivienda de la familia fundadora Lestache. Como destacó la alcaldesa Marián Ferreiro, «escribimos os renglóns da historia de Narón, coa inauguración dunha das xoias arquitectónicas do noso patrimonio».
Recordó que «entre a compra desta xoia patrimonial, a rehabilitación e a musealización toda a inversión é de 2,8 millóns de euros; dos cales o Concello aportou case 1,5 millóns». Y destacó que «supuxo unha gran inversión para as arcas municipais, pero agradecemos a colaboración da Deputación da Coruña con financiamento de fondos europeos». De hecho, en la rehabilitación hay una cofinanciación de 1,6 millones entre fondos europeos (programa Edusi), Deputación y Concello. Y esta última musealización también tuvo aportación europea. Las instalaciones ahora incluso pueden reservarse por 89,59 euros la hora, para uso privativo y comercial.
Autoridades e invitados pudieron conocer ayer esta musealización en la inauguración del centro, y el sábado la entrada será gratuita dentro del Día de Narón. La empresa Trivium se ha hecho cargo de la gestión, con un presupuesto de 425.330 euros por un total de cuatro años. Para el presidente de la Deputación Provincial da Coruña, un Valentín González Formoso que acudió este jueves a conocer el renovado molino, «recupérase un emblema non só do patrimonio industrial senón de toda a comarca». Esta administración aportó a la recuperación 400.000 euros (para molino, viviendas y almacenes).
Un coloso desde 1775
El galo Jean Lestache construyó esta molienda para aprovechar las aguas del Xuvia en 1775, con apoyo de Francoise Bucau. Cuando Inglaterra sometió a la costa de Ferrolterra a estado de sitio, dentro de las idas y venidas bélicas con la Corona española, los llamados años de hambre negra se aliviaron con la harina que se producía aquí. De hecho, en el siglo XIX esta Real Fábrica fue la principal productora harinera de España.
Tras la conversión en museo, se introduce al visitante con una envolvente música de épica dieciochesca. El molino incluye antiguos objetos fabriles. En la vivienda se tiraron tabiques: la parte baja es el museo y la alta se destina a talleres o exposiciones (sobre todo para niños). Y el viejo almacén de sal es la recepción. Hay una Sala Lestache con la casa de la familia, y una exposición permanente que reproduce a escala la Real Fábrica de Harinas de Lestache. El CIMIX tiene circuitos de agua para mostrar el funcionamiento de un hidráulico de mareas o de un molino de viento.
La Sala dos Muíños recrea «a ilusión de entrar nunha fábrica do XVIII a pleno rendemento». Y la propuesta se completa con un espacio de Cultura Industrial y una Sala Bucau, en honor al socio de Lestache. Todo ocupa 1.430 metros cuadrados que se abren a visitas guiadas o excursiones escolares. Este nuevo complejo turístico ejerce de túnel del tiempo hasta los albores de Narón como motor industrial. Porque ya en el XVIII, el entorno del río Xuvia era un incipiente enclave fabril «en torno á fabricación de fariña, pero tamén de papel, coiro ou cobre».
Según el presidente de la Deputación, «a Real Fábrica de Fariñas de Xuvia surtiu tamén a territorios españois en ultramar e alimentou a moitas familias en tempos difíciles». Y el vicepresidente, Xosé Regueira, alaba que «incluso no declive conservou a espectacularidade».
El espacio se abre a las visitas de jueves a domingo, y revaloriza aún más el Camino Inglés ya que aquí pueden recogerse las credenciales de peregrino.