La Flor de Mayo que perfuma Xuvia desde hace un siglo: «Nuestro éxito es café, caña y lotería»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NEDA / LA VOZ

NEDA

Jorge Basoa en La Flor de Mayo, en Xuvia (Neda)
Jorge Basoa en La Flor de Mayo, en Xuvia (Neda) Kiko Delgado

Jorge Basoa lleva este bar de casi un siglo, en el que ya ayudaba con solo cinco años y en el que triunfan los bocatas de bacon con queso entre los peregrinos

19 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuenta la leyenda que todo empezó con una chica bonita. «Una familiar de mi padre era muy guapa y los clientes le decían que se parecía a una flor de mayo», relata Jorge Basoa, propietario de este bar insignia de Xuvia, justo a la entrada de Neda y un histórico de la ría de Ferrol. Jorge no sabe a ciencia cierta si el antiguo mesón se bautizó en honor a aquella mujer. Pero sí que sigue atesorando en este local los casi cien años de La Flor de Mayo, con fotos antiguas en las que aún se descarrila el tranvía y una barra donde se ha recreado el dieciochesco molino creado por los franceses Jean Lestache y Francoise Bucau. Porque este establecimiento tiene un ADN 100 % de Xuvia, basado en el siguiente trío: «Nuestro éxito es café caña y lotería; ese es nuestro método».

Imagen de La Flor de Mayo durante una Vuelta Ciclista
Imagen de La Flor de Mayo durante una Vuelta Ciclista Archivo La Flor de Mayo

Ahora el bar forma parte del itinerario obligado de los peregrinos que recorren el Camino Inglés, «entre ellos triunfan nuestros bocatas de bacon con queso». Pero todo empezó con un mesón de los abuelos de Jorge Basoa, aproximadamente a principios de los 30 en el siglo pasado («aunque no encontré las actas en el Concello para fijar la fecha»). Sí que sabe su padre Gonzalo Basoa, conocido como Zalo, ya nació en la primera Flor de Mayo en 1932 con su gemela Chola. Los abuelos ya tenían un negocio en Santa María de Neda y abrieron este bar en la recta principal de Xuvia, el primero justo al cruzar el puente. 

Clientes en la antigua Flor de Mayo
Clientes en la antigua Flor de Mayo Archivo Flor de Mayo

«Empezó como bar con ultramarinos, cuando mis abuelos murieron mi madrina y tía Chola se quedó con él pero también falleció joven a los 47 años», recuerda Jorge que lo regenta ahora junto a su mujer Ana Méndez. Cuando él tenía cinco años (nació en 1962), sus padres Zalo y Rosa Allegue montaron otra taberna en la carretera do Trece (Narón) llamada A Presa do Rei y también conocida como Casa Zalo. Y en 1984, Zalo compró el edificio de la vieja Flor, aunque en el año 2000 abrirían el actual en un inmueble colindante. «Llevamos en la nueva ubicación 24 años, justo al lado de la antigua, y dedicándonos a bar y loterías aunque mi padre ya fue pionero en el sector lotero», indica Jorge. 

Él mismo ya andaba a los cinco años por el negocio familiar, echando desde muy pronto una mano. «Después hice la mili, estuve unos años en el ejército y acabé quedándome con La Flor tras aprenderlo todo de mis padres», reconoce ante la puerta del local, donde antes había una parada para el tranvía de Ferrol a Neda. Con su mujer abre de lunes a viernes de 09.00 a 21.00, y los sábados hasta las 14.30 horas. «Nuestra intención siempre es dar premios y aquí hemos tenido un segundo premio de la Lotería de Navidad, una bonoloto de seis aciertos, una Primitiva de cinco más el complementario, hace dos años el Segundo del Niño, cuando las quinielas del fútbol un premio muy gordo del que nos enteramos por medios bancarios».

De izquierda a derecha, la madrina de Jorge Basoa, sus tías y su abuela
De izquierda a derecha, la madrina de Jorge Basoa, sus tías y su abuela Archivo La Flor de Mayo

Aquí los peregrinos también disfrutan de copiosos desayunos con tostadas o bocadillos de lomo con queso. «De marzo a octubre son un aluvión, llegan de todas las partes del mundo y nos entendemos por señas o cuatro notas de inglés», apunta Jorge. Atrás quedan aquellos años de la antigua taberna, «cuando había mucha unión y se hacían muchas merendolas, los grupos eran más grandes y los amigos se repartían los trabajos; uno cogía las truchas en el río, otro las almejas en la ría... después lo compartían todo en el bar y eso se acabó, también se bebía más». Impera cierta nostalgia de aquella Xuvia «donde había negocios en todos los edificios, ya no se parece en nada a la actual... ahora por aquí quedamos tres bares, un hostal, un estanco, un supermercado...»

Pero La Flor de Mayo se sigue llenando con vecinos y peregrinos, gracias a un lema: «Nosotros estamos para desearle suerte a todo el mundo».