La psicóloga Andrea Bechlian: «¿Dejas a tu niño pasear solo por Madrid?, pues por Internet tampoco»

NEDA

Imparte unas sesiones en centros educativos de Neda, Fene y Mugardos para aprender a resolver conflictos: «Para los adultos son tonterías, para ellos un mundo»
06 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Aprender a resolver los conflictos que surgen en la convivencia escolar, identificar su raíz, encontrar soluciones y prevenir el acoso escolar son los objetivos del programa socioeducativo Saúde na Escola, impulsado conjuntamente por los ayuntamientos de Fene, Mugardos y Neda. En él participan alumnos de cuarto, quinto y sexto de primaria, es decir, niños de entre 9 y 11 años. Pero, ¿cuáles son los principales conflictos que plantean? «Malentendidos en clase, entre niños y niñas, en el recreo, enfados por partidos de fútbol... También situaciones en las que niños con gustos diferentes a la mayoría acaban más aislados», explica la psicóloga Andrea Bechlian. Son ejemplos de las cuestiones que se abordan en estos talleres. En resumen, señala, «lo que los adultos solemos tachar de ‘problemas de niños’». Sin embargo, advierte: «Puede que a nosotros nos parezcan tonterías, pero para ellos son importantes, lo perciben como algo grande».
«Trabajamos de forma preventiva, abordando la resolución de conflictos, la prevención del acoso escolar y la educación emocional. Hay que proporcionarles herramientas para que sepan gestionarlos cuando surjan», expone la especialista. Es fundamental, insiste, aprender a valorar las diferencias. «El colegio no tiene que ser una competición entre ellos», recalca. La mayoría de estos conflictos tienen «una gran carga emocional». «La frustración y el enfado les desbordan. Son emociones muy grandes en cuerpos pequeños y necesitan expresarlas», indica. De ahí que, en ocasiones, reaccionen con gritos, enfados o incluso con el impulso de golpear. «Deben entender que, aunque sientan ese impulso, no está bien actuar de esa forma. Hay que enseñarles a canalizar esos sentimientos de manera sana, sin hacerse daño a sí mismos, ni a sus compañeros ni al entorno», añade.
Aquí también es clave la labor de los adultos. «A menudo les decimos: ‘No te pongas así, es una tontería’. Pero sus sentimientos son válidos. Lo que deben aprender es qué hacer con ellos», destaca Bechlian.
Crecer con las redes sociales
La psicóloga, de origen uruguayo, llegó a la comarca hace ocho años. Entre sus diversas actividades, forma parte del gabinete de psicopedagogía Alecrín, en Narón, e imparte talleres en colegios, centros y entidades de la zona. Los conflictos evolucionan con la edad y, en la adolescencia, las redes sociales se convierten en un foco habitual de problemas. «Con alumnos de secundaria, con quienes trabajo en otros programas, los principales conflictos surgen en grupos de WhatsApp y redes sociales. He visto casos de chicos con muchísimo malestar e incluso acoso escolar que empieza con un simple meme ridiculizando a un compañero», advierte.
Es crucial que los adolescentes comprendan que lo que para ellos puede parecer «gracioso» puede tener graves consecuencias. «No dejan de ser niños y, muchas veces, no miden el impacto de sus actos», señala, abogando por un acompañamiento continuo. «Se suele decir que los niños deben arreglarse solos, que acabarán regulándose. Pero no es así. Yo lo comparo con esto: A un niño de unos 10, 11, 12 años, no lo dejamos solo en el centro de Madrid, para que pasee solo y recogerlo a medianoche. Así como no se nos ocurriría hacer eso en una ciudad desconocida o en otro país, tampoco deberíamos hacerlo en Internet», subraya Bechlian. «Tanto si son víctimas como si participan en el acoso, es fundamental acompañarlos, ayudarles a reflexionar y comprender el impacto de sus actos», insiste.
El programa Saúde na Escola también incluye sesiones dirigidas a las familias. «Además de los talleres con los niños, ofrecemos charlas para los padres y madres. Les explicamos lo que trabajamos con los alumnos para que puedan entenderlos mejor y contar con herramientas para gestionar conflictos», comenta la psicóloga. Estas sesiones ayudan a las familias a comprender mejor el comportamiento de sus hijos en situaciones cotidianas, como las rutinas matutinas o la hora de irse a la cama. «Les explicamos por qué ocurren esos conflictos y cómo conectar con los niños para corregirlos sin confrontaciones innecesarias», detalla. Además, muchos padres descubren que sus preocupaciones no son únicas, lo que les proporciona tranquilidad y reduce la sensación de juicio.