Ortigueira marcha al son de las gaitas

A. F. C. ORTIGUEIRA / LA VOZ

ORTIGUEIRA

Unos 400 músicos gallegos, astures, bretones, escoceses y portugueses desfilaron aclamados por el público en la despedida del festival más multitudinario en años

14 jul 2019 . Actualizado a las 20:10 h.

Desde A Cabana do Fos, en la playa de Morouzos, a Casa Giz, en Cuíña. La corriente del Festival Internacional do Mundo Celta de Ortigueira lo alcanza todo, más este año, el 41 (contando desde la fundación, en 1978) o el 35 (por ediciones, dado el parón entre los 80 y los 90), con una marea de folkies, que por momentos ha parecido un tsunami. «Vuelvo por todo, la organización, la tranquilidad... No es como los demás festivales, hay una conexión con la naturaleza y la música celta, un ambiente limpio, ecológico». Pablo, madrileño, sucumbió hace cuatro años, sin remedio.

En el desfile de bandas de las naciones celtas conviven las dos caras del Mundo Celta, los folkies -muchos ya de retirada, ayer- y los vecinos, público fiel de los gaiteiros la mañana del domingo, desde la Alameda hasta el Cantón, donde concluye tras recorrer la avenida Escola de Gaitas y subir por A Penela. «Isto xa hai moitos anos que é unha tradición, é algo noso, é a nosa historia», apuntaba Isabel, que vivió el festival desde niña y recuerda a Xavier Garrote, que presidía la Escola de Gaitas en 1978 y promovió el festival, con el resto de integrantes de la directiva.

Esta edición se ha vivido con intensidad en todos los frentes. En el pinar, «con xente moi nova, moi educada e agradecida polo traballo», como apunta un empleado del servicio municipal de limpieza, clave estos días en Ortigueira. Y en la zona de conciertos, con las terrazas atestadas. En el Caracas, un clásico, y en el pub Paralaia, abierto desde el 1 de julio de 2016 y referente ya para los amantes del folk, se crean otros dos escenarios paralelos. Natalia, compostelana, lo resume así: «En este festival todo fluye».