El mundo gira alrededor de Ortigueira: «Música y naturaleza es la combinación perfecta»

A. F. C. ORTIGUEIRA / LA VOZ

ORTIGUEIRA

José Pardo

La riada del Festival Celta se extiende de Nueva Zelanda y Australia a Rois o Sevilla, y culmina hoy con el Desfile das Nacións Celtas y el ritmo de Böj

14 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Una pequeña parte del mundo gira estos días alrededor de Ortigueira, en ese universo que se crea en torno a la música y la convivencia. De Nueva Zelanda y Australia a Rois o Sevilla. El Festival Internacional do Mundo Celta no sabe de fronteras lingüísticas ni culturales. Aquí, por unos pocos días, cabe el mundo entero. El sábado, a las 6.45, cuando Ana, una de las empleadas de la panadería Dolan, se acercó a Morouzos para dejar bollería en A Cabana do Fos (un negocio que, durante el festival, abre las 24 horas), no resultaba sencillo circular por la carretera de la playa. Los folkies más trasnochadores se mezclaban con los más madrugadores. Carmen y Edi, ferrolanos, llegaron el viernes al Festival de Ortigueira: «Si quitas la acampada y dejas solo los conciertos... esto se muere», razonaban.

Esa «combinación perfecta entre naturaleza y música» de la que habla Lourdes, de Alicante, es la que explica la riada de gente que se extiende por cada rincón de Ortigueira desde hace casi una semana. Ella y su amiga Sara reconocen que «se liga», pero «lo divertido —repiten— es hacer amigos». María y Claudia, madrileñas, debutan en esta cita con «el folk y la paz», persuadidas por sus parejas. La primera noche resultó «caótica»: «Llegamos tarde, no había hueco para poner la tienda y nos coincidió al lado de una rave, por la mañana tuvimos que moverla». En Morouzos se oye de todo. El sábado sonaban Los Chunguitos: «Por la calle abajo pasa cada día...». Mientras, el personal de limpieza se afanaba en vaciar los contenedores y reponer las bolsas: «Para os que son aínda non tiran moito, son bastante cívicos».

La noche del viernes, la música era de casa. La Escola de Gaitas de Ortigueira (EGO) se superó y las Fillas de Cassandra engancharon al público. Un problema con los vuelos obligó a cancelar los conciertos de la Peoples Ford Boghall & Bathgate Caledonia Pipe Band y Kinnaris Quintet. Para hoy se reservan varias propuestas: el Desfile das Nacións Celtas (desde las 11.30 horas) por las calles de la villa, encabezado por la EGO; Troula do Ortegal (18.00, plaza Isabel II) y A Requinta de Lampai (19.00, desde la avenida da Penela); Os Carunchos (19.00), en el Teatro de Beneficencia; y, como broche del Mundo Celta 2024, en el escenario de la Alameda, la Asociación Cultural Donaire (21.30), Muro Kvartet, José Manuel Tejedor y Böj.

Estos días no falta nadie en Ortigueira. A las puertas de los supermercados más céntricos se forman pequeños campamentos y en los bares «no se puede vender más porque no hay capacidad para fregar y servir más». Esta invasión pacífica, que casi nadie cuestiona, se da tanto en el entorno de la Alameda como en las avenidas Escola de Gaitas y A Penela. Ayer a mediodía, los coches llegaban a Casa Giz, en Cuíña, y la marea humana se expandía lentamente por cada esquina.

Carmen, asturiana y las Lucías, una sevillana y otra madrileña, descansaban en los Xardíns Julio Dávila: «Hemos venido a desayunar, a ver los puestos [de la feria de artesanía] y a comprar merchandising, andando desde la playa. Y por la noche estaremos al cien por cien en los conciertos». Del otro lado, cerca de la explanada, una pareja se hacía una foto con la runa gigante diseñada y fabricada por alumnos y profesores del ciclo de Madeira del IES. «Es muy chula, nos gusta más que el gaiteiro», decían.

Todo parecía estar en tránsito, hasta las nubes. «O venres fixo verán galego e parece que o domingo vén igual», comentaba una familia de Ourense: «Fuximos do calor, coma os do centro». La «forza da natureza» que representa el Mundo Celta, en palabras de Marías, uno de sus fundadores, puede con todo.

Coches semienterrados en los aparcamientos por la lluvia

La lluvia que cayó los primeros días del festival encharcó los aparcamientos, en especial los habilitados en prados de la zona de A Venta, a la entrada de Ortigueira desde Espasante. Muchos coches quedaron semienterrados en la tierra y la retirada no resultó sencilla. El responsable del Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES), Jaime Villar, pide disculpas a los vecinos y a la gente que ha asistido al festival por lo sucedido: «Sé que no es culpa nuestra, pero hay que reconocer los fallos. Nos trastocó el dispositivo previsto, tuvimos que ir modificándolo y adaptándonos a las condiciones meteorológicas». Al margen de esto, los estacionamientos de A Venta se quedaron escasos y hubo que ampliar la zona disponible en el polígono industrial de Cuíña.