Luz Kensington, la misteriosa autora del ensayo que «desvela» el papel de los templarios en la historia de Pontedeume
PONTEDEUME
Es el seudónimo de un negro literario que ha investigado sobre la influencia de la Orden del Temple en la zona
15 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«¿Cuál fue el impacto real de los templarios en estas tierras tan queridas por mí?», se pregunta Luz Kensington, que firma Pontedeume. Villa templaria por excelencia, un ensayo histórico con el que pretende desvelar, «con pruebas documentales», la influencia de los caballeros de esta orden religiosa y militar, considerada de las más poderosas de la Edad Media, «en el origen del pueblo de Pontedeume y de la zona». Cuenta que los templarios llegaron a Galicia, procedentes de Portugal, en 1142, y recalaron en Pontedeume «once caballeros del Temple, con el objetivo de la construcción del templo [de San Miguel de Breamo], en 1187, año cristiano (1225 año hispánico, que coincide con la fecha en que se erigió la ermita)». Tras analizar las órdenes eclesiásticas y las dos familias nobles de mayor relevancia en este territorio, los Traba y los Andrade, indaga en la presencia de los templarios y en su papel, entre la historia y la leyenda existente alrededor de San Miguel de Breamo.
«Inicialmente iba a escribir una novela basada en esa leyenda de los templarios y la capilla de San Miguel, pero vi que las cosas no encajaban y tomé la decisión de hacer un ensayo [...]. Eché cinco meses documentándome y en el libro incluyo fotos que demuestran lo que digo», reitera. En la página web y las redes sociales de Luz Kensington ya se puede comprar el libro, igual que en la librería Áncora, en Pontedeume. Pronto estará disponible también en Narón o Ferrol.
Pero, más allá de los misterios que trata de clarificar en esta obra alrededor de la Orden del Temple, quién es la enigmática Luz Kensington, que elude las fotografías y, por tanto, también las presentaciones de su libro. Se trata de un seudónimo, que preserva la identidad de una persona que lleva tiempo residiendo en Pontedeume y que, hace más de una década, aparcó su trabajo para entregarse a la escritura.
Es lo que se conoce como un negro literario, alguien que escribe para otra persona, que es la que firma la obra. «Surgió de manera fortuita... y cuando vi la oportunidad me entró el gusanillo —recuerda—. Lo único que no escribo son novelas históricas, porque requieren muchísimo tiempo, ni de amoríos (lo mío es algo un poco más elaborado)».
Dice que las obras que ha creado se publican en distintas editoriales, bajo diversas autorías, y se venden en España, Sudamérica o Miami, entre el público hispanohablante, pero también en el resto de Europa, «las que tienen más tirón, traducidas». Y ahora quiere iniciar su propia carrera literaria bajo seudónimo, dado que la compaginará con horas y horas al teclado, ideando personajes y tramas que llegarán al público bajo otros nombres.