Iowa ha servido para despejar la lista de candidatos. Michele Bachmann, que obtuvo los peores resultados, con solo un 5 %, lo que la colocó en el último lugar, anunció ayer que abandona la lucha por la nominación republicana. Y el que quedó en penúltimo lugar, el gobernador de Tejas, Rick Perry, que en un principio afirmó que volvía a su estado a meditar si seguía o no, decidió que sigue.
Bachman, que había hecho en las últimas semanas un gran intento por no quedar la última, era la única mujer en la campaña y es uno de los puntales del movimiento ultraconservador Tea Party. Afirmó que seguirá trabajando para derrotar a Barack Obama, pero evitó apoyar a cualquiera de los otros candidatos. También recordó que su campaña había estado centrada en su oposición a la reforma sanitaria aprobada por Obama.
Perry, que en agosto entró en la campaña arrasando en las encuestas y que también está en el ámbito del Tea Party, había visto desde septiembre cómo iba descendiendo su popularidad, hasta llegar a las encuestas de las últimas semanas que lo situaban en los niveles más bajos. Pese a su decisión de seguir en la contienda, es evidente que los malos resultados cosechados por estos dos candidatos son un golpe para el Tea Party. Aunque tampoco es un golpe definitivo, ya que se mantiene en liza el tercero de los republicanos a los que apoyaba fuertemente el movimiento ultraconservador, Ron Paul, considerado el padre ideológico.