De Chantada a Ascot

FIRMAS

ALBERTO LÓPEZ

Tienen ADN británico, pero nacen en los prados gallegos para jugarse los cuartos en hipódromos de postín. Puede comprarse uno por solo 1.500 euros

02 may 2019 . Actualizado a las 17:06 h.

El potrillo es tan joven que ni siquiera tiene nombre. En realidad es todo patas que aún se mueven a impulsos detrás de la poco lustrosa yegua que lo parió hace cuatro días. Nadie lo diría, pero la madre ganó carreras y el potro, seguramente, también las ganará. Es el último pura sangre inglés nacido en la cuadra Pereira de Chantada, que lleva treinta años alimentando los boxes del circuito nacional.

Aquí, muy alejados del glamur y el encanto que se le supone a las carreras de caballos, nacen los campeones gallegos, de yeguas y sementales adquiridos en subastas internacionales. Cuando tienen dos años salen hacia el hipódromo de Madrid, donde son domados y entrenados para lanzarse al circuito, siempre con nombres de la toponimia gallega: Arousa, Padrón, Covelo son algunos de los que nacieron en Chantada y que hoy ganan carreras en el turf.

Ulloa es una joven yegua de dos años lista para dar el salto. Te mira y parece que va a hablar: «Los caballos son animales muy inteligentes». Escrito suena a tópico, pero oído de la voz rota de Antonio Taboada, 30 años como encargado de la cuadra, la expresión toma otra vida. Desde una oficina que denota poco uso me enseña antiguas fotos de Royal Gait, ganador de la copa de oro de Ascot; o de Sky Colt, otro supercampeón de la cuadra. Recuerdos de los buenos tiempos, los dorados ochenta cuando nacían hasta 30 potros al año. Hoy apenas llegan a media docena.

El rey

Antonio nos presenta a Kashwan, un formidable pura sangre negro con el que da la impresión de que se podría conquistar un continente. Es el semental. Lo saca un momento al picadero. Solo vamos a hacerle unas fotos, pero el espectacular caballo rebosa alegría: «¿Sabe por qué está tan contento? Porque cree que va a montar». Pero no hay monta. Por cierto, el fruto de la pasión de Kashwan cuesta unos dos mil euros. Y siempre ejecuta personalmente. Sin artificios.

Antonio cree que los prados de Chantada forman buenos caballos de carreras. Aunque no todos valen. «Los expertos lo saben. Lo ven. Antes de entrenar ya saben los que no valen para correr». Una yegua de casi dos años estabulada en otro box ya tiene el diagnóstico. Está perfecta, pero nunca será un verdadero caballo de carreras: «Si la quiere se la puedo vender por 1.500 euros». Así es la vida, o corres o te caes. Mantener un caballo en el hipódromo cuesta mil euros al mes y hay que ganarse el jornal.

Entre los boxes hoy medio vacíos, el encargado recuerda los tiempos de Ramón Mendoza; subastas en Francia donde los árabes no dejaban títere con cabeza: «metían los boxes en el avión y se llevaban los mejores caballos». Ahora, la cuadra, propiedad de Manuel Pereira, un empresario jubilado apasionado de los caballos, está a medio gas. Pero aún tiene fuelle para fabricar campeones con ADN británico, pero nacidos entre los prados que guardan la Ribeira Sacra.

EN Chantada UN Jueves DE 11 a 13.00 horas