Las preocupaciones de los médicos van por un lado y la batalla política continúa por otro. Ayer el PP elevó el tono. Su presidente local, José Manuel Figueroa, llegó a asegurar que Abel Caballero «pone en peligro la atención sanitaria de medio millón de personas». El líder de la oposición se refería al boicot del alcalde al convenio que el Concello firmó en el 2006 con la Xunta y que le obliga a llevar al nuevo hospital los servicios básicos como la electricidad, el agua o el saneamiento; convenio que el gobierno local no quiere cumplir. «Caballero lleva muchos meses tratando de boicotear esta importante inversión de la Xunta», insistió Figueroa, que cifró en «500 millones de euros». Lo cierto es que la Xunta no realiza ninguna inversión: al estar concesionada la construcción y gestión, toda la inversión corre a cargo de una empresa privada. La Xunta le devolverá el dinero de la construcción (más la gestión de los servicios no sanitarios y el margen de beneficio correspondiente) a lo largo de los próximos veinte años. La obra civil cuesta 374 millones de euros.
Por su parte, el regidor vigués insistió en que la Consellería de Sanidade todavía no le ha remitido al Concello el plan de ejecución definitivo. La Xunta recuerda que no tenía ningún plazo para remitir la documentación, aprobada la semana pasada.