Esta campaña electoral es especialmente atractiva por varios factores, pero hoy me voy a centrar en solo uno de ellos, que tiempo de sobra habrá para analizar otros de aquí al 21 de octubre. Tengo ganas de ver cómo afrontan el cuerpo a cuerpo electoral los nacionalistas de distintos signos, antes agrupados en el BNG y ahora enfrentados en la defensa de varias siglas. ¿Podrán los escindidos criticar a quienes hasta hace pocas semanas eran sus compañeros de filas? Pues seguramente, sí. De hecho, ya lo hacen. El líder de Compromiso por Galicia, el exsenador del Bloque, Xosé Manuel Pérez Bouza, y la de Anova, Iolanda Pérez, que fue concejala del BNG en Ourense, critican sin pudor el retraso en la elaboración de los presupuestos o las privatizaciones que ha puesto en marcha el bipartito.
Ellos ya están en campaña. Tienen que apurar para darse a conocer, un esfuerzo que aparenta titánico teniendo en cuenta que aún no tienen claro siquiera si formarán coalición electoral con estos, con los otros o con los de más allá. Pese a todo, el BNG puede tener claro que algún voto le quitarán -incluso unos pocos pueden ser dramáticos para sus resultados- y deberían ponerse manos a la obra para evitarlo. Y, de momento, algunos no parecen muy por la labor. No se entiende que, en este contexto, la teniente de alcalde nacionalista de la capital, Isabel Pérez, no haya aprovechado las dos semanas que estuvo como alcaldesa en funciones. No protagonizó ni un solo acto.