De la estrecha relación que hay entre el mundo del narcotráfico y las complejas redes de corrupción que hoy se están investigando en Galicia da buena cuenta el hecho de que la primera de estas investigaciones, conocida como Campeón, surgió casi por casualidad de otra causa abierta por blanqueo de dinero.
Cuando en la Agencia Tributaria se puso en marcha la subasta de los bienes que le habían sido confiscados a los Charlines, precisamente, por blanqueo de dinero, Vigilancia Aduanera tuvo mucho celo, porque así se le exigía desde arriba, en vigilar que ese patrimonio no volviese a la familia a través de testaferros. Por eso todos aquellos que se hacían con bateas, viejas fábricas, naves industriales, pisos o garajes sabían que iban a ser investigados. Y fue así como se supo de la compra de un antiguo cocedero en Vilanova que levantó las sospechas de los agentes. Las escuchas telefónicas practicadas entonces a las piezas implicadas permitieron dar con otro caso distinto, pero también muy interesante, el de las supuestas adjudicaciones irregulares a la empresa Nupel, propiedad de Jorge Dorribo, presunto cabecilla de una trama, la de la operación Campeón, que todavía colea en los juzgados.
Y otra prueba más de que, a pesar de que las investigaciones fiscales son lentas y complejas acaban dando muy buenos frutos, es que a la mano derecha de Dorribo en la comarca, el empresario Juan Manuel Padín Vidal -de Náutica Vidal- se le abrió otra investigación paralela por presunto fraude fiscal al entender la Fiscalía que estafó 600.000 euros a Hacienda por una operación inmobiliaria en Toledo. Curiosamente, a Padín Vidal se le investigó muchas veces por su supuesta relación con el narcotráfico, pero nunca se pudo demostrar. En cambio sí fue posible abrir una causa en su contra por fraude fiscal. Así cayó Al Capone.