Fresca la declaración de incapacidad hecha por el gobierno local, que ha renunciado a algo tan básico como presentar unos presupuestos generales, no faltaron en el pleno las alusiones a esa evidente falta de gestión. Hasta ruegos y preguntas llegó el BNG, para rogar al alcalde, qué cosas tiene la formalidad, que reconsiderase su decisión. En un pleno en el que no constará en acta ni una intervención de la siempre activa Susana Gómez, concejala de Democracia Ourensana, su silencio ha generado las primeras dudas sobre diferencias internas. Si las hay en el PSOE, por qué no en DO. Son dos, es verdad, pero bien que se hacen notar. Y si, como ayer, se ven minusvalorados en su propuesta de que se restringa el horario de actividad de una máquina del servicio de limpieza, que genera mucho ruido de madrugada e impide el descanso, reaccionan con una abierta crítica al BNG por insistir con los nombres de las calles. Quebracús queda muy sonoro y siempre da juego, pero ni los antiguos socios del PSOE quieren saber del asunto. Para Jácome es sin más una pérdida de tiempo, partiendo de que es irrelevante que la rúa Concordia se llame de esa forma, que ve cursi, o que en su día hubiesen optado por Capitán Trueno, o Capitán Concordia, para jubilar al Capitán Eloy. La vara de medir las cosas serias es distinta. A Bernardino González, por ejemplo, le preocupa la perspectiva de que no haya fiestas de A Ponte. A los populares les sorprende (y hasta se muestran indignados) que Somoza pregunte con cara de no haber roto un plato en su vida cómo es que, teniendo a Guillermo Collarte, un profesional que sabe de urbanismo, se empeñen con Mónica Mourelo. Y así, sin querer, queman cinco horas y media.