En la Praga que vivía la primavera que presagió el fin del comunismo en la Europa del Este se desarrolla la trama de La insoportable levedad del ser, la novela de Milan Kundera sobre las relaciones humanas en una situación política de falta de libertad. La atmósfera que retrata es similar a la realidad política de Ourense (por ceñirnos tan solo a esta provincia) sin que 45 años después de los hechos narrados por Kundera sea posible, ni mirando a la derecha ni mirando a la izquierda, atisbar por donde puede llegar la brisa de aire fresco que evite la insoportable levedad de los partidos políticos. Como a buenos lectores pocos ejemplos bastan, ahí está el papelón del número uno de AGE por Ourense que abandona el Parlamento de Galicia por un trabajo particular que le interesa más que la defensa colectiva de los intereses de los ourensanos para cuyo cometido había sido elegido hace un año. O el del concejal del PSOE que deja el Concello de Ourense para dedicarse al 100 % al lucrativo negocio de la abogacía. Me pregunto qué significan para ellos los ciudadanos que les votaron. ¿Dónde queda su compromiso de campaña de defender los intereses generales durante cuatro años? ¿Por qué supeditan éstos a los suyos personales? ¿Por qué el diputado de AGE anunció su adiós y ahora, para hacerle un favor a su partido que quiere imponer dictatorialmente al sucesor, da marcha atrás y dice, sin ruborizarse, que seguirá de diputado por Ourense pero viviendo ¡en Dinamarca!? ¿Y cómo no va a resultar insoportable ver que el PSOE, por intereses de partido, premia con coche oficial y sueldo de 74.202 euros (pagados del erario público) al líder que llevó al socialismo gallego a los peores resultados de su historia? ¿Cómo no van a florecer los desafectos de la política al conocer que el alcalde de Ourense pidió autorización a sus jefes del PSOE en Santiago para reorganizar el gobierno de la capital sin que previamente hubiese compartido la iniciativa con los concejales ourensanos afectados? Estos y otros ejemplos parecidos son los que llevan al pesimismo y a concluir, con Kundera, que «en estos tiempos que corren solo puede ser optimista un gran cínico».
La frase.«Se eu fose docente, evitaría que os nenos tiveran que quedar na comisaría», dijo el jefe de la Policía Local de O Carballiño, Francisco Valeiras, al referirse a la anomalía, pedagógica y humana, de que dos niños pasaran horas en comisaría en lugar de en clase al negarse la dirección del colegio de A Uceira a que se entrasen fuera del horario oficial de llegada. Ya pueden todos los sindicatos (como lo hicieron), la asociación de padres (como lo hizo) y el sursuncorda avalar la decisión (en un insano ejemplo de corporativismo) que no lograrán cambiar la realidad de que dos niños de O Carballiño tuvieron que estar, durante el horario lectivo, en el cuartel de la policía local en lugar de en el colegio público en el que están matriculados por sus padres.