Aconteceres de esta semana en Ourense hicieron más presente la memoria de John Fitzgerald Kennedy en el 50 aniversario de su asesinato. Por ejemplo, la declaración del alcalde de la capital, Agustín Fernández Gallego, sobre la sanidad para exigir «inmediatamente» al presidente de la Xunta garantías para el futuro del CHUO, la construcción del centro de salud del Vinteún y la restauración de cirugía pediátrica. Al margen del patinazo de exigir un centro de salud sin que el Concello que preside haya solventado antes los problemas legales para la cesión de los terrenos, sorprende esta nueva iniciativa (aún quedan los ecos de la efímera declaración de As Burgas) sin consensuar previamente con las demás fuerzas políticas que son mayoría en el Ayuntamiento. Kennedy, en su discurso del 20 de enero de 1961 que pasará a la historia por la frase «no preguntes lo que tu país puede hacer por ti sino lo que tú puedes hacer por tu país», había dicho que «unidos es poco lo que no nos es dado hacer; divididos, reñidos y distanciados no osaríamos hacer frente a un reto poderoso». Esto es lo que no tiene claro el alcalde de Ourense. Se cree llamado por los dioses para, en solitario, hacer frente al reto poderoso del futuro de la capital. No busca manos ni diálogos ni sigue el camino marcado por Kennedy en el discurso sobre derechos civiles: «En una época de crisis, las personas de buena voluntad y generosas deben ser capaces de unirse independiente de los partidos o de la política». Un Ourense en crisis necesita un alcalde de buena voluntad y generoso y no un político dogmático, partidista y egoísta que presenta declaraciones personales más propias para la bronca política que para responder a la crisis de la capital y sus vecinos. La frase. «¿Qué é máis fácil, que se equivoquen tres xuíces ou 1.500 veciños?», preguntó en La Voz el exalcalde de Melón, Alberto Pardellas, sintiéndose exculpado por la mayoría absoluta obtenida por su mujer. A la vista de la sentencia del Prestige, y el clamor en contra de la decisión de tres magistrados, la pregunta parece tener fácil respuesta. También muestra la incoherencia de la justicia que deja ir de rositas a los culpables del mayor desastre ecológico de Galicia y castiga ocho años a un alcalde por construir una pista deportiva.
Incógnita. ¿Dónde están los 1,6 millones de euros que, según se puso de manifiesto en el juicio de Ucosa, se evaporaron por las cañerías de las facturas falsas y de las obras hechas una vez y pagadas dos (en A y en B) en el centro comercial?
Incoherencia. PSOE y BNG que clamaban (y con razón) contra el oscurantismo de la Diputación de Baltar padre, se mofan ahora de que la oenegé Transparency International certifique que la Diputación de Baltar hijo sea la tercera de España en transparencia. ¿Llegará el día en el que los políticos reconozcan que una cosa está bien, o mal, independientemente del apellido o las siglas?