Mañana lunes, el recién estrenado líder de los populares pontevedreses, Jacobo Moreira, apretará al alcalde en el pleno con una batería de preguntas. Una de ellas busca esclarecer si Miguel Anxo Fernández Lores decide las visitas institucionales que recibe en su despacho de Michelena en función del carnet político del que acude.
La foto que el regidor se hizo días atrás con Vence, jefe político del propio Lores, le pareció al portavoz de la oposición un uso partidista de la institución. En sentido estricto, ni le falta razón ni se trata de la primera ocasión que ocurre.
El Concello debería ser una casa abierta para todos. No es así. Pero no es solo por culpa del actual alcalde. Al fin y al cabo, es innegable que hay orden de asfixiar a Pontevedra desde las administraciones que gobierna el PP. ¿Cuántos ministros y conselleiros recuerdan que hayan visitado el Consistorio en estos últimos años?
El PP y Lores
Jacobo Moreira no debería obviar que los suyos también tienen una cuota de responsabilidad en el aislacionismo de Fernández Lores y su gabinete. Sin duda, otra cuota es del propio regidor y de la tendencia que el nacionalismo frentista tiene a encastillarse.
Recientes tics como la reacción a la nominación del profesor Filgueira Valverde para el Día das Letras Galegas 2015, evidencian que esa tentación vuelve por los fueros del BNG.