En un partido intenso y de muchos nervios, el equipo lucense encontró su mejor versión al final y sentenció con un parcial de 12-2
06 abr 2024 . Actualizado a las 23:09 h.El Río Breogán ganó la batalla de nervios librada en el Pazo. Se hizo con una victoria de incalculable valor, que se creía imprescindible para su supervivencia en la Liga Endesa. Fue un triunfo sufrido, incierto hasta los compases finales y amarrado en el tramo final con un parcial de 12-2 apoyado en su gran defensa. Del 58-58 se pasó al 71-60 y fue entonces cuando el Palencia se entregó.
El Breo comenzó haciendo daño por dentro. Incluso con Pasecniks, la torre letona, custodiando la zona del equipo palentino, el equipo de Mrsic encontraba puntos cerca de la canasta, sobre todo en las manos de Juan Fernández y Toni Nakic. Los morados tenían más problemas para incrementar su cuenta en la pintura, pero aguantaban el pulso con su mayor acierto en el perímetro. El primer triple local lo convirtió Momirov cuando el primer cuarto agonizaba y el marcador reflejaba tablas (11-11). A cada canasta de los celestes —esta vez de blanco— respondían los palentinos. El partido avanzaba sin perder ni un ápice de intensidad y con el Pazo echando de menos los puntos de su estrella, Ben McLemore, apagado en un primer cuarto cuyo resultado (16-16) reflejó el equilibrio en el juego y los nervios en uno y otro equipo. En esos primeros diez minutos, en el bando breoganista solo contabilizaban puntos tres jugadores: Juan Fernández (7), Momirov (5) y Nakic (4).
El segundo cuarto arrancó con un triple de Benite al que contestó el Breogán con un parcial de 5-0. Se palpaban las urgencias. Y más en el equipo local, que con errores propios facilitó el parcial de 0-12 que puso al Palencia diez puntos arriba (21-31) y disparó las pulsaciones de los hinchas breoganistas. Nakic zanjó la sequía con un triple, Juan Fernández volvió a explotar sus cualidades en el poste bajo y Sergi García, con dos tiros libres, igualó de nuevo las cosas (28-31). Quedaban poco más de dos minutos y McLemore seguía sin estrenar su cuadrícula, al igual que Justin Robinson. Al descanso, el conjunto palentino dominaba por 33-35 y resultaba imposible determinar qué equipo transmitía mejores sensaciones. La necesidad de ganar estaba siendo un lastre para ambos.
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El Pazo recibió en pie a su equipo en el inicio de la tercera manga, pero fue el Palencia el primero en anotar tras otra pérdida de los lucenses. Pasecniks absorbió prácticamente todo el protagonismo en el arranque del acto con cinco tantos consecutivos. McLemore lo seguía intentando sin éxito Ni siquiera acertaba desde el tiro libre. Conseguiría por fin estrenar su cuenta con una penetración en la que superó al gigante Pasecniks. Se habían disputado algo más de tres minutos del cuarto. Poco después, empató el partido con un triple (40-40). El Pazo se frotaba las manos porque el exjugador del los Lakers parecía haber entrado en combustión. En su despegue también dejó un mate que volvía a poner por delante al Breo (44-42). Siete puntos en un parpadeo que ilusionaban al breoganismo. Pero tampoco el resurgir de la estrella rival minaba al imperturbable Palencia, que con una canasta postrera de Benite aplacó el arreón local. Los locales dominaban en el marcador al término del tercer período: 48-47.
Tras una canasta de Robinson y una gran defensa del Breo que propició el contragolpe, Luis Guil no esperó más y paró el encuentro. Polite anotó los dos tiros libres y otorgaba a su equipo su mayor ventaja en el encuentro (52-47). A su férrea defensa se agarraban los pupilos de Veljko Mrsic para avanzar hacia la cotizada victoria. McLemore volvió al parqué y cometió una antideportiva que el Palencia exprimió para acercarse de nuevo (56-54). Se presumía un final cardíaco. Aún quedaba más de medio cuarto y los dos equipos ya estaban en bonus.
El Breo desperdició varias situaciones para para demarrar. Su defensa era tupida, un suplicio para el Palencia. Hasta que llegó la sentencia. Dos triples consecutivos de Momirov y McLemore lanzaron a los anfitriones y acabaron por consumir las ilusiones de los palentinos. Parcial de 12-2 y fiesta rachada en el Pazo.