El Breogán inicia la ACB al ralentí (90-72)

FORZA BREO

Aitor Arrizabalaga

Sin intensidad en defensa y escasa inspiración ofensiva, el equipo lucense sufrió una clara derrota ante un Bilbao que demarró en el último cuarto

29 sep 2024 . Actualizado a las 20:29 h.

El Río Breogán no tuvo una entrada nada afortunada en su nuevo curso en la ACB. Ofreció más dudas que certezas, careció de regularidad en su juego y sufrió un serio correctivo en la cancha de un Bilbao Basket con capacidad para sacar provecho de los colapsos del Breo, sobre todo en el arranque de la manga definitiva. Las estadísticas, aquí.

Charlie Moore, Darrun Hilliard, Aleksandar Aranitoic, Toni Nakic y Jordan Sakho. Fue el primer quinteto titular en la nueva entrega de la Liga Endesa de un Río Breogán que salió pletórico, acertando en sus dos primeros lanzamientos de tres y abriendo una pequeña brecha en el marcador (2-8). Ponsarnau ni se inmutó. Sus pupilos reaccionaron por sí solos con un parcial de 8-0 para voltear la situación y generar el primer momento de duda en los lucenses, con muchas dificultades para anotar en la pintura y más solvente desde el perímetro. Aranitovic y Nakic acertaron desde más allá del arco de 6,75 y el Breo volvió a cobrar ventaja, pero cuando Hilliard, con dos faltas, y Moore se fueron al banquillo perdió inspiración el conjunto celeste y el 7-0 en contra propició el cabreo de Mrsic y el consiguiente tiempo muerto. El Bilbao también empezaba a sacar rédito a los lanzamientos de tres y al descanso la ventaja local era de cinco tantos: 22-17.

Moore volvió a coger la brújula breoganista en el arranque del segundo acto, pero su equipo no acababa de encontrar la velocidad de crucero. Concedía más de la cuenta en sus dominios, sobre todo bajo el aro, y Mrsic tuvo que intervenir de nuevo porque el Bilbao se escapaba. 33-26 en el ecuador de la segunda manga. Volvió Hilliard, quien forzó la tercera falta de Hlinason, Jordan Davis se puso al timón y el parcial fue de 4-11. El Breo empataba el duelo (37-37) con un triple de Hilliard y se ponía por delante con una penetración de Davis tras la pausa ordenada por Ponsarnau para refrescar las ideas a sus hombres. No había lugar para la tregua en defensa. Cada error o contemplación se castigaba. Los equipos se fueron a los vestuarios con una victoria pírrica del Bilbao: 42-39. Igualdad en el marcador y también en las estadísticas de un duelo en el que sus protagonistas brillaban a impulsos.

La segunda parte

El reposo dio alas a los de casa y aturdió al Breogán. Triple de De Ridder, mate de Marvin Jones, nuevo acierto desde el 6,75 del internacional belga y parcial de 8-0 en apenas minuto y medio ante la desesperación de Mrsic, que no dudó en parar el partido. Onu cortó el parcial abierto y el Breo buscó la reacción con los cinco hombres que iniciaron el partido a pesar de las tres faltas personales de Hilliard. Acertó Moore desde el triple, también el propio Hilliard y de nuevo el base de Chicago para impulsar un parcial de 2-13 con el que los lucenses volvían a engancharse al partido (54-52). Quedaban tres minutos y medio para la conclusión del tercer período y el dúo de estadounidenses del Breo absorbía casi todo el protagonismo. Con los celestes en bonus, los tiros libres permitieron a los locales conservar una pequeña renta al término de una manga que cerró Charlie Moore con una genialidad: 64-61.

Mrsic optó por proteger a Hilliard en el inicio del último cuarto y a los pocos segundos ya tuvo que sacar del partido a Sakho porque cometió su cuarta falta. Pese al chute de moral en el tramo final del acto anterior, el Breogán seguía sin encontrar regularidad en su juego. Combinaba ataques bien hilvanados con otros sin orden ni concierto y, sobre todo, acumulaba muchas faltas en contra. Una antideportiva propició otro buen demarraje del Bilbao (72-61) y una buena bronca de Mrsic a sus pupilos. Gielo, con su segundo triple consecutivo, estiraba más la ventaja y ponía contra las cuerdas a un Breogán en el que ya ni sus estrellas eran capaces de castigar el aro local. El nuevo zarpazo de «los hombres de negro» había sido demoledor. El equipo breoganista, con graves heridas anímicas, lo intentó con más corazón que cabeza, pero, en vista de su éxito, pronto se entregó. Un epílogo de fiesta para los anfitriones y de lamentos y frustración en el bando lucense.