Tras la reparadora y valiosísima victoria lograda la pasada semana en Canarias, de gran mérito, en el inicio de la era de Luis Casimiro, llega otro encuentro para el Breogán en el que tiene mucho, muchísimo, que ganar y muy poco que perder. Y cuando estas situaciones aparecen hay que hacer todo lo posible para aprovecharlas. Visitar a todopoderoso Real Madrid es tarea extremadamente compleja. Hay que jugar muy bien y, además, hacerlo en todos los aspectos del juego, esperando, a la vez, que el rival no encuentre su mejor versión, porque muchas veces, ante equipos de esta entidad, no basta con lo que tú hagas, sino que también dependes de cómo estén ellos.
Los blancos no andan bien. Están en medio de dudas e incertidumbres, con un marcha errática en la Euroliga, en la que ya acumulan nueve derrotas en 15 partidos, pero capaces de jugar como lo hicieron hace una semana ante el Unicaja, líder de la Liga Endesa y en un extraordinario momento de juego, algo lógico teniendo en cuenta su enorme potencial. Cuando esto ocurre, es una incógnita su respuesta en el siguiente envite porque, hasta ahora, los madridistas son hijos de la irregularidad. Con una plantilla amplia y talentosa, pero todavía en fase de acoplamiento porque han perdido algunas piezas demasiado importantes y que resultaban claves en el excelente funcionamiento de no hace mucho tiempo.
Afrontarlo con convencimiento e ilusión y sin ningún miedo ni complejo, tras una semana más de trabajo con el nuevo cuerpo técnico en la que se habrá podido reafirmar lo que estaba bien hecho e incorporar nuevas ideas y conceptos que poco a poco se vayan tornando en automatismos.
Como siempre, y siento la repetición, la mejor receta son los básicos: la selección de tiro, el control de las pérdidas, el rebote, la calidad de pase, el aprovechamiento de las ventajas generadas, impedir que el rival corra y juegue en campo abierto, el acierto, la calidad del uno contra uno y del dos contra dos, la estructura defensiva, los espacios... No hay nada escrito antes de jugar. Otra oportunidad. Hay que ir a por ella. Mucha suerte para el Breogán.