Breogán-Leyma: un partido en el Pazo mucho más allá de los números

Chiqui Barros

FORZA BREO

LOF

11 ene 2025 . Actualizado a las 18:23 h.

Ya está aquí el primer enfrentamiento de la temporada entre dos equipos gallegos en la Liga Endesa. Dicen que es un derbi. A mí, que soy un poco clásico, me cuesta verlo como tal. Creo que no lo es porque, entre otras, me falta lo de la constante rivalidad. Calificativos aparte, de lo que no hay duda es de que será un apasionante partido con un extraordinario ambiente en las gradas, y con el añadido de ser dos entidades gallegas, aunque en la pista muy pocos jugadores de la tierra vaya a haber. Y se puede recurrir a un análisis previo numérico y estadístico que está al alcance de todo el que lo sepa y pueda interpretar. Sabiendo que los números no engañan, pero sin ignorar que tampoco dicen toda la verdad ni son capaces de determinar lo que va a suceder. Por eso, y siendo consciente como entrenador del exhaustivo y necesario uso que siempre hacemos de los mismos y de su enorme importancia, nunca nos deben de condicionar ni resultar suficientes. Porque a veces la intuición ha de ir por delante de la razón. Cada partido tiene vida y cada situación es distinta. Es lo mismo que cuando escuchamos, por desgracia en demasiadas ocasiones, frases como «no estamos bien en ataque» o «estamos defendiendo mal esto». Perfecto, pero entonces dime por qué se está haciendo mal y cómo solucionarlo. Eso es el baloncesto, saber el cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué.

Por eso, a partir de todo este trabajo tan necesario pero no decisivo, llegamos a lo verdaderamente trascendental: el juego. Con muchos factores condicionantes, que solo realmente los que están dentro, los que viven el día a día, saben y conocen de verdad. Desde el estado físico de los jugadores hasta el aspecto mental, pasando por cómo han sido los últimos entrenamientos, los estados de forma, las sensaciones y las necesidades. Un conjunto de realidades que llevan a tomar decisiones que luego se harán buenas o no en el juicio definitivo en la cancha.

Al final no es más que un partido, una fiesta que se ha de jugar, como siempre, como si fuese el último. Con un Río Breogán que llega creciendo y asentándose y en el que se nota cada vez más, sin que esto suponga la más mínima negatividad hacia el trabajo anterior, la mano de Luis Casimiro y su capacidad sobradamente demostrada. Sabedores los lucenses que una nueva victoria les impulsaría a territorios en los que todavía no se han visto en este curso y en los que se vive mejor.

Al lado otro del parqué, un Leyma Coruña que, como todos los equipos recién ascendidos, debe aferrarse a la categoría cada día sin sentir ninguna frustración por un mal resultado, y sabiendo que el premio de la permanencia -el primer año siempre es el más complicado- puede estar cualquier día y en cualquier pista de la que al final te vas a acordar con una sonrisa.

Que todo el mundo disfrute y que gane el que mejor juegue. Ojalá que, al final, ambos consigan sus objetivos. Eso sería bueno para todos.