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Tras un excelso primer cuarto (21-33), el equipo lucense perdió lucidez, fue presa de la ansiedad y acabó entregado a la superioridad del Barcelona
02 mar 2025 . Actualizado a las 19:33 h.Perdió el Río Breogán en el Palau. Un desenlace lógico, por más que en el breoganismo cundiera el optimismo viendo el estado de forma de ambos equipos. Lo que causó sorpresa fue el abultado marcador final, difícil de imaginar con antelación e imposible de adivinar una vez disputado el primer cuarto. El equipo de Luis Casimiro fue un rodillo en los diez primeros minutos, pero fue perdiendo brillantez con el paso de los minutos y acabó entregado ante un FC Barcelona que pudo lamer sus heridas sin grandes dificultades.
Comparecía el Breo en el templo culé con la flecha hacia arriba, con un róster amplio después de varios partidos —Aranitovic y Nakic volvían a estar a disposición de Casimiro— y la posibilidad de dilatar su margen sobre la zona de descenso. Todas esas buenas sensaciones quedaron reflejadas en la puesta en escena. Los celestes —esta vez de blanco— protagonizaron un arranque de partido colosal. Parcial de 2-10, con Jordan Sakho ejerciendo de líder y Kurucs y Grant acertando en sus triples. Con solo 2 minutos y 12 segundos disputados, Joan Peñarroya ya gastó su primer tiempo muerto. Trataron de reaccionar sus pupilos subiendo la agresividad en defensa, pero fue misión imposible. El Breo volaba. Hilliard y Grant dirigían de manera excelsa y acribillaban el aro desde fuera del arco de 6,75, y los interiores se manejaban con inteligencia entre las torres del Barça. Fueron diez minutos sublimes de los hombres de Luis Casimiro, que ganaban por 21-33 a la conclusión de la primera manga.
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El primer momento de debilidad del conjunto lucense se produjo en los primeros compases del segundo acto. Decidió Casimiro parar el partido porque los locales comenzaban a aplicarse con más dureza en defensa y a correr en transición. La diferencia era entonces de 11 tantos (29-40), lo que, sin duda, suponía un buen sustento para la confianza y las esperanzas breoganistas de recuperar la excelencia. Pero el partido había entrado en otra inercia. Perdía lucidez el Breogán y crecía el Barcelona. Esto derivó en un parcial de 11-0 (36-40) y propició la pausa ordenada por Luis Casimiro. Dae Dae Grant se fue al banquillo con tres faltas personales, seguían caminando entre tinieblas los lucenses en ataque —7 pérdidas en el segundo curto— y el Barça, con Jabary Parker enchufado, tomó la delantera en el marcador por primera vez (45-44) cuando comenzaba la cuenta atrás del último minuto. Otro triple de Parker establecía el 48-44 con el que se llegó al descanso.
El encuentro se reanudó con el debutante Boubacar Touré como referencia interior de un Breo con problemas para controlar el rebote defensivo y que seguía con un serio atasco ofensivo. Casimiro devolvió al parqué a Grant en busca de clarividencia, pero tampoco fue el remedio a los males de su equipo, quien también sufría en el poste bajo y ya estaba muy por debajo de los porcentajes iniciales en el lanzamiento. El Breo concedía demasiadas segundas opciones a un Barcelona que dominaba por una docena de puntos (65-53) cuando Casimiro volvió a parar el choque y a coger la pizarra cuando solo le restaban tres minutos al acto. Las esperanzas breoganistas se habían desplomado y eran muy escasas después de 30 minutos: 72-59.
Dominik Mavra anotó la primera canasta de la manga final, pero un parcial de 8-0 dejaba el partido prácticamente visto para sentencia en los primeros compases (80-61). Sakho, inédito en el tercer período, era el único breoganista que parecía tener fe en el milagro. En los locales, Dame Sarr se mostraba imparable y fue el encargado de dar la puntilla a un Río Breogán que se fue desangrando de forma incesante después una feroz entrada al ruedo.