Seguir compitiendo. Continuar haciendo disfrutar a la afición, a la vez que lo haces en la cancha. Esta es la realidad, y qué buena realidad, del Río Breogán en estas seis jornadas que tiene por delante, en las que, con los deberes hechos sobradamente, buscará la matrícula peleando hasta el límite con el objetivo de lograr la mejor clasificación posible y el acceso a una competición europea, el premio extra para el club, la plantilla y sus seguidores. Desde el trabajo defensivo y el rebote para poder jugar con más tranquilidad en ataque y cuidando al máximo algo que todo el mundo sabe, el balón, porque las pérdidas, al igual que las recuperaciones, y no hay mejor ejemplo que el partido ante el Casademont Zaragoza, resultan vitales para bien o para mal en el baloncesto de hoy en día y en el de siempre.
La primera oportunidad, frente a un rival clásico entre los clásicos, el Joventut. Los verdinegros llegan al Pazo tras una derrota en Murcia, instalados en la séptima posición con un balance de 15 victorias y 13 derrotas, y bien colocados para lograr plaza en el play off dentro de una enconada batalla. Con un juego vistoso, dinámico y muy equilibrado; desde la posición de base, con Devon Dotson y Guillem Vives, hasta un juego interior poderosísimo con su jugador franquicia, Ante Tomic, bien escoltado por Artem Pustovyi y Sam Dekker, sin olvidarnos del trabajo de Michael Ruzic y Andrejs Grazulis. Una línea exterior capitaneada por Kassius Robertson y completada por jugadores tan versátiles y complementarios como Pau Ribas, Adam Hanga y Yannick Kraag.
Todos los ingredientes para otra gran tarde. La fiesta continúa, disfrútenla.