
A partir del primer cuarto los locales, mejores en todas las facetas, gozaron de ventajas superiores a la decena de puntos
04 oct 2025 . Actualizado a las 23:43 h.El Río Breogán sufrió una severa tempestad y acabó naufragando en su primer partido en la Liga Endesa. Parco en intensidad e ideas, y muy errático en el lanzamiento, fue claramente superado por un Lleida que apenas levantó el pie del acelerador: 85-68.
Nunca había ganado el conjunto breoganista a los ilerdenses en la máxima categoría. Se cruzaron por primera vez el curso pasado y los de Gerard Encuentra se impusieron en los dos enfrentamientos. En el tercer pulso, Agada absorbió el protagonismo anotador en su equipo y Dewayne Russell convirtió los primeros puntos de la temporada para el Breo. Luis Casimiro empezó a mover el banquillo cuando el Lleida, con un par de triples, se despegó en el marcador (15-7). Salieron a escena Francis Alonso y Jordan Sakho, poco después lo hicieron Bakary Dibba y Dominik Mavra, pero los celestes no terminaban de entrar en calor ni de cogerle las medidas al partido. Durante un buen trecho permanecieron atascados en los siete puntos hasta que Dibba reactivó la cuenta con un triple y un mate que no tardarían en encontrar respuesta por parte de un Lleida que, con mejor defensa, más efectividad ofensiva y un mayor poderío en el rebote, gozaba de una jugosa renta de ocho puntos a la conclusión de la primera manga (23-15).
El partido se reanudó con un parcial de 4-0 y con Dibba salvando los muebles en otro ataque breoganista. Aranitovic convirtió su primer intento desde el triple, pero a cada zarpazo lucense respondían los de Gerard Encuentra con celeridad; en la mayoría de las ocasiones, con ataques rápidos culminados en la pintura. Con un triple de Batemon, el Lleida alcanzó su mayor ventaja (33-20), que los de Casimiro rebajaron con un triple de Kurucs y una canasta de media distancia de Aranitovic. Desde el arco de 6,75 era más preciso al Breo, pero los anfitriones conservaban la brecha en el marcador con su dominio del rebote y su admirable porcentaje de acierto en los tiros de dos puntos. A apenas tres minutos para el que choque llegara a su ecuador, el Lleida había fallado solo un tiro en el poste bajo y sus inmediaciones. Un parcial de 10-3 favorecido por la apatía de los pupilos breoganistas en el epílogo del cuarto volvió a disparar en el marcador a los morados, que vencían por 15 al descanso: 45-30.
El Breo reapareció con el mismo quinteto titular con la excepción del cambio de Dibba por Dreznjak. En un pispás, sobre todo por la flojera visitante en la pintura, la diferencia creció hasta los 18 tantos (53-35) y el encuentro ya se complicó de una manera seria para los lucenses, que no eran capaces de, cuando menos, igualar el nivel de intensidad de su adversario. Solo Bakary Dibba parecía lo suficientemente activado y el Lleida seguía haciendo sangre bajo el aro. En el juego interior la diferencia era abismal. Cuando estaba a punto de caer el telón del tercer cuarto en el Barris Nord, el Lleida triplicaba los puntos en la pintura de los hombres de Luis Casimiro (30-10). Ni Apic, ni Brankovic ni Sakho era capaces de sofocar el vendaval que sufría su equipo bajo el aro. Con solo 10 minutos por jugarse, presagiar una victoria del Breo sonaba a utopía. Y más que por el marcador (64-46), porque los celestes estaban sumidos en profundo letargo que no eran capaces de zanjar y con el que allanaban el camino a un Lleida que salía ileso de cada momento de sequía anotadora.
Del +19 se paso al +14. Dreznjak rebajó la desventaja hasta la docena en los momentos de mayor fluidez del Breogán en ataque, pero la remontada seguía teniendo visos de imposible porque el reloj avanzaba y el Lleida no cedía la iniciativa en el rebote ni rebajaba ni un ápice su compromiso defensivo. Los minutos finales se consumieron ya con todo el pescado vendido.