Devin Robinson, jugador del Casademont Zaragoza: «Dicen que el tiro de media distancia está obsoleto y no me lo creo»
FORZA BREO
El ala-pívot promedia 13,3 puntos en el nuevo rival del Breogán en la Liga Endesa
17 oct 2025 . Actualizado a las 11:50 h.Devin Ray Robinson (Virginia, 1995) volvió este verano a la Liga Endesa después de una temporada en el Cedevita tras jugar un bienio en el Bàsquet Manresa. Promedia 13,3 puntos y 6,3 rebotes en los dos primeros partidos de ACB y en el primero de la FIBA Europe Cup jugado este miércoles. Un ala-pívot físico, capaz de generar sus propias canastas, con un sobresaliente salto vertical, excelso taponador y con rango de tiro de media y larga distancia. El Breogán visita al Casademont Zaragoza en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza este sábado (21 horas, DAZN).
—¿Cómo se siente en estas primeras semanas en el Casademont Zaragoza?
—Me siento bien, este club me está aceptando y me está permitiendo jugar a mi manera. El club me dejó claro que la afición espera muchas victorias de nosotros, así que vine aquí porque eso es todo lo que quiero hacer. Quiero conseguir tantas victorias como sea posible y ahora mismo quiero una trayectoria sólida para seguir ganando y tener una buena temporada. Hasta ahora, lo estoy disfrutando.
—¿Por qué aceptó la oferta del Zaragoza?
—Jesús (Ramírez), el entrenador, me contactó, hablamos por teléfono, tuvimos una gran conversación sobre lo que esperaba de mí esta temporada y sobre mi rol, sobre lo que él quería que yo aportase. Me fue sincero y me dijo solamente: "Oye, necesito que vengas, que seas tú mismo y que nos ayudes, que tenemos un gran grupo de chicos que te van a rodear y vamos a ayudarte a tener éxito". Realmente aprecié su honestidad. Quise jugar para él y venir aquí.
—Usted jugó la EuroCup y la BCL. Este miércoles jugó su primer partido en la FIBA Europe Cup. ¿Qué opina del nivel de la competición?
—Sí, es una buena competición. El baloncesto siempre es baloncesto. Queremos ganar todos los partidos en la FIBA Europe Cup y tener la oportunidad de competir ahí. Jugar esta competición me hace sentir bien para el resto de la temporada. Vamos a ver hasta dónde podemos llegar. Queremos demostrar que merecemos jugar en la FIBA Europe Cup e incluso después a niveles superiores.
—¿Qué le pide tácticamente Jesús Ramírez?
—Que aporte energía al equipo, que sea yo mismo, que anote cuando pueda, que tenga presencia defensiva, que salga a la pista y sea uno de los líderes junto a Santi (Yusta) y junto a Trae (Bell-Haynes). Me pide que sea ese pegamento extra que este club necesita para tener éxito.
—¿Cómo es Jesús Ramírez como gestor de grupo?
—Es un gran tipo. Es uno de los pocos entrenadores con los que puedes hablar de cualquier cuestión. Cuando llegué aquí por primera vez, tenía a mi familia aquí, tenía a mi esposa y a mi hija. Estábamos resolviendo la situación de nuestro apartamento y las condiciones de vida. Estuvimos en un hotel durante un buen rato, él me contactó y me dijo: "Oye, si tú y tu familia queréis venir, venid y usad la cocina, cocinad, pasad tiempo juntos como si mi casa siempre estuviera libre para que vengáis cuando lo necesitéis". Realmente sentí que fue muy amable y que no tenía por qué considerarnos así, no tenía por qué tratarnos así. Me hizo sentirme especial, me hizo sentir que yo soy el tipo de jugador que él quiere y que él es el entrenador que yo quiero porque es un gran tipo y un gran entrenador. Este detalle significó mucho para mí.
—¿Cómo es Gonzalo García de Vitoria como entrenador asistente?
—Me encanta Gonzalo. Es una pequeña chispa. Viene a mí siempre y me dice: "Oye, necesito energía y nos alimentamos mutuamente". Es un gran tipo, un hombrecito con un gran corazón, con mucha energía y con una gran sonrisa para el club. Realmente aprecio a Gonzalo. Me nutro de sus buenas vibras y de su mucha energía. Gonzalo es una referencia para mí.
—¿Ocupar ficha de extracomunitario le otorga más presión en su rol?
—No, la verdad es que no siento presión. Llevo un tiempo aquí y entiendo cómo funciona todo. Simplemente, lo acepto todo cada temporada y acepto cada club en el que juego y cada situación, así que no hay presión en absoluto.
—¿Cómo es jugar con Bojan Dubljevic?
—Me encanta jugar con Dubljevic, facilita el juego, él hace el juego más simple, puede abrir la cancha y tirar, puede pasar el balón, no es egoísta ni codicioso ni nada por el estilo. Hace un juego simple. Como persona, siempre está pendiente de mí y te dice: "Oye, lo que necesites de mí, me lo dices y te ayudo".
—¿Qué destaca de Trae Bell-Haynes, ex jugador del Breogán?
—Me encanta Trae. Trae y yo entrenamos juntos todo este verano porque pasé mucho tiempo en Canadá y lo conocí allí, incluso antes de venir al Zaragoza. Es muy trabajador, un verdadero profesional y quiere ganar, así que siempre aprecio a un tipo así que quiere ganar y quiere involucrar a sus compañeros en el juego. Lo da todo cada noche, sabes lo que te va a dar cada noche. Me encanta jugar con Trae.
—¿Cómo valora su experiencia en la Liga Adriática con Cedevita?
—Fue buena, fue una gran experiencia, la Liga Adriática fue diferente. Todos decían: "Un momento, la Liga Adriática es muy física". Y yo pensaba: "Sí, claro". Y cuando llegué allí, pensé: "Sí, esto es diferente a todo lo que he experimentado". ¡Qué duro! Me enseñó a jugar duro. Jugué para Zvezdan Mitrovic, que es un entrenador muy tradicional y muy ganador. También me ayudó a desarrollar muchas cuestiones en mi juego.
—¿Cómo es Chechu Mulero, director deportivo del Cedevita?
—Chechu fue quien trajo la esencia española a Liubliana. Es muy apasionado, quiere ganar, te pone en las posiciones adecuadas. Estuvo en cada partido gritando en el sentido positivo, apoyándonos, cubriéndonos las espaldas ante cualquier situación. Fue bueno tenerlo de nuestro lado, aprender de él y de sus experiencias. Fue director general en diferentes clubes de España. Siempre hablábamos de cómo estaba yo en Manresa. Él estaba en ese momento en el Valencia Basket. Me dijo: "Vas a volver a España algún día". Yo le dije: "Sí, espero que suceda".
—¿Cómo era vivir en Eslovenia, un pequeño país con deportistas tan exitosos como Tadej Pogacar o Luka Doncic?
—Fue una buena experiencia, simplemente estando allí rodeado de esa cultura del baloncesto. Se la toman en serio. Sin embargo, Cedevita estaba en una situación extraña cuando llegué. La temporada anterior no tuvieron un gran año, así que la afluencia de público no fue tan grande como yo esperaba, pero a finales de la temporada pasada ya había partidos con las gradas llenas, partidos con entradas agotadas y todos estaban contentos de nuestras victorias. Fue bueno tener a compañeros como Aleksej Nikolic y Jaka Blazic, aprender de esos chicos que juegan en la selección nacional eslovena y simplemente sumergirse en su cultura, aprender de ellos. Y fue genial.
—Usted jugó en Alemania, en Eslovenia y en Puerto Rico. ¿Qué diferencias tienen estas ligas y cuál tiene más nivel después de la ACB?
—Diría que Alemania era diferente, fue difícil. Era un baloncesto más de ritmo más lento, más basado en el sistema. Fue mi primera experiencia en Europa, así que realmente pensé: "Wow, esto es diferente a cualquier otra liga". Puerto Rico era más animado, más entretenido, estilo NBA, subir y bajar, anotar y ritmo rápido. Eslovenia era, de nuevo, lenta, también lenta y muy orientada al equipo. Alemania fue la que tuvo equipos de mayor nivel de estas tres experiencias que tuve.
—¿Cómo fue jugar con Juan Núñez en el Ratiopharm Ulm siendo usted ala-pívot y él siendo base, creador de juego?
—Juan era bueno, es joven, en ese momento era más joven que ahora. Estaba tratando de entender las cuestiones, pero su habilidad para pasar y su capacidad para crear jugadas era algo en lo que yo pensaba y yo me decía a mí mismo: "Oye, cómo juega este chico para lo joven que es". Fue bueno jugar con él y ser parte de su viaje, de ser parte de hacia dónde irá su carrera. Le enseñé algunas cuestiones, me estaba abriendo. Él me involucró en el juego y eso es todo lo que puede pedir un ala-pívot, es la relación que quieres con un base.
—¿Qué aprendió del juego de Pedro Martínez en Manresa?
—Amo a Pedro, es muy detallista, siempre insistía en las pequeñas cuestiones, las pequeñas cuestiones tienen un gran impacto. Si haces las pequeñas cuestiones correctamente una y otra vez obtendrás un resultado positivo. Aprendí mucho de él sobre el juego y sobre diferentes aspectos del sistema y sobre cómo estar en la posición correcta, también aprendí a jugar duro y rápido durante los 40 minutos y a nunca rendirse. Manresa fue una de las mejores decisiones de mi carrera.
—¿Quiénes fueron los compañeros que más le gustaron en Manresa?
—Dani Pérez, Adam Waczynski o Musa Sagnia, que era un chaval y ya estaba creciendo como jugador. Luego, en mi segunda temporada, estaba Brandon Taylor, que ahora juega en la Virtus Bologna, y fue una gran clave para nosotros esa temporada. También estaba (Brancou) Badio, que ahora está jugando en el Valencia. Éramos un grupo de chicos jóvenes con hambre de ganar y jugábamos los unos para los otros, algo difícil de encontrar hoy en día y en un juego donde no teníamos egos y todos sabíamos lo que se necesitaba para ganar. Todos intentamos mantener la calma y todos terminamos yendo a diferentes equipos después. Manresa es una experiencia que nunca olvidaré.
—¿Usted se siente un jugador diferente por ser un especialista en el tiro de media distancia?
—Sí, sí. Dicen que el tiro de media distancia está obsoleto y no me lo creo. Siento que los mejores jugadores de la historia fueron capaces de alcanzar el tiro de media distancia. Trabajo en ello todo el día y todos los días. Siento que es un talento oculto que siento que se ha olvidado. Antes se jugaba mucho con el tiro de media distancia. Ahora es todo analítico. Ahora el tiro de media distancia se considera uno de los peores tiros del baloncesto. Parece que todo son triples o bandejas. Pero cuando veas las finales de la NBA, muchos partidos se ganan en tiros desde media distancia. Me encanta el arte de la media distancia, siento que es un baloncesto completo. Puedes anotar en los tres niveles: tres puntos, cerca de canasta y media distancia. Me encanta la media distancia.
—¿Cree que ya no hay tantos ala-pívots como usted que jueguen de cara al aro?
—Eso es. Solo hay un par de ellos que juegan en la Euroliga. En su mayoría, son ala-pívots más grandes, más fuertes, más altos, jugadores que solo rebotean y tiran abriendo la cancha. No hay muchos jugadores que puedan moverse como un base.
—¿Cómo trabaja su capacidad atlética para realizar mates y tapones?
—Tuve suerte. Un verano me desperté, fui a jugar y pude hacer un mate. Desde entonces, he seguido haciéndolo y tengo que agradecérselo a dios porque no tengo ni idea de por qué lo hago (se ríe).
—¿Cómo valora su capacidad en el tiro de tres puntos? Tiene capacidad para tirar, pero no es un especialista.
—Eso es. Creo que soy capaz, no lanzo tantos tiros como probablemente podría, pero tengo bastantes rachas buenas. Una vez que encesto un par de triples, pienso que lo entendí y sigo tirando. Pero me concentro en muchas otras partes del juego y descuido un poco el triple. Sí siento que prefiero encestar desde media distancia y ya después me preocuparé por el triple. El triple es como la guinda del pastel para mí.
—¿Qué está aprendiendo en los últimos tiempos en su baloncesto?
—He estado aprendiendo a ser más paciente, dejar que el juego venga a mí, estoy aprendiendo a controlar el ritmo del juego, a jugar más rápido y a mejorar mi inteligencia táctica, pequeños detalles para aprender más. He estado viendo muchos más vídeos de nuestros jugadores rivales y realmente entiendo quién es quién, qué hacen y cuáles son sus tendencias.
—¿Qué sabe del Breogán?
—El Breogán siempre compite, siempre va a haber partido, siempre están luchando y batallando. Tienen un equipo con muchos jugadores especialistas en los triples. Tienen el tercer equipo con mejor porcentaje en el "catch and shoot" (recibir y tirar). Sé que van con un balance de 0-2, pero no hay que dejarlos pasar por alto. Va a ser un partido duro.
—¿Cómo recuerda sus dos partidos en la cancha del Breogán? En su primera temporada, anotó el palmeo decisivo para conseguir la permanencia en la penúltima jornada y, en la segunda, anotó 18 puntos con 7/7 en tiros de campo.
—¡No me acordaba del segundo partido, no sabía que había tenido ese acierto! Pero sí recuerdo el primer partido cuando ganamos para no descender y fue el mejor momento. Pensé: "Guau, llegué tarde, pero tuvimos una buena temporada". En esos últimos segundos rematé el trabajo. Fue un momento precioso. Espero tener más éxito contra el Breogán este fin de semana. El Breogán siempre es un equipo duro.
—¿Cómo recuerda su debut en la NBA con los Washington Wizards? Jugó ocho partidos en dos temporadas.
—¡Oh, fue bonito! Es una experiencia de aprendizaje. Era joven, estaba tratando de entender las cosas, tener la oportunidad de jugar en la NBA es el sueño de todo niño y afortunadamente tuve la oportunidad de hacerlo. Siempre recordaré ese momento, ese momento de entrar a la pista y escuchar mi nombre estando rodeado de los mejores jugadores del mundo o, por lo menos, de la liga. Es una experiencia que no cambiaría por nada del mundo.
—¿Qué compañeros de los Washington Wizards le impresionaron más?
—Tuve una relación muy cercana y muy estrecha con Kelly Oubre y su forma de abordar el juego. También, (Marcin) Gortat. Gortat era un tipo con el que hablaba mucho, en el gimnasio, en la pista, viéndolo trabajar todos los días, la cantidad de trabajo que hacía y durante tantas temporadas. Yo le hacía preguntas a Gortat.
—¿Qué aprendió en sus cinco experiencias en la G-League?
—Aprendí que este juego te puede llevar lejos, pero también es un juego despiadado. Es un trabajo, una organización despiadada en la que tienes que manejar tus asuntos. No se trata solo de anotar, no solo es el brillo y el glamour. Son las pequeñas cuestiones que los equipos necesitan de ti para aplicar en la cancha. Tuve una gran experiencia en la G-League y gané mucha confianza en mi juego. Me formé a mí mismo durante ese tiempo.
—Fue compañero de Joakim Noah en el equipo de los Knicks en la G-League. ¿Cómo fue jugar con él?
—Sí, fue un poco raro. Ya tenían a todos, el equipo ya estaba establecido y llegó nuevo para un par de partidos. Fue una buena experiencia estar cerca de él, siempre es bueno aprender de jugadores que están en una posición y a un nivel en los que siempre quisiste estar. Él pudo llegar a ese nivel que tú quieres. Estás muy cerca de él, puedes hablar con él. Pude conocerlo y saber cómo es. Intenté captar las pequeñas cuestiones que enriquecieron su juego y que le permitieron lograr todo lo que logró en su carrera.
—También fue compañero de Justin Anderson, ex del Breogán, en el equipo de los Raptors en la G-League. ¿Qué destaca de Justin?
—¡Era un perro, siempre lo ha sido! Siempre ha sido un emprendedor, siempre ha dado la lata compitiendo siempre, ha jugado de todo y en todos los contextos. Aprendí mucho de él porque es de Virginia, como yo. Es como un año o año y medio mayor que yo. Yo solía estar cerca de él observando cómo jugaba y cómo competía. Lo conozco desde hace tiempo. Fue una gran oportunidad jugar con él estando los dos intentando llegar a la NBA. Aprendí mucho de él sobre cómo ser profesional. Tuvo una buena época en la NBA. Es bueno verlo ahora en la Euroliga por segunda temporada consecutiva. Estoy orgulloso de él.
—En NCAA fue compañero de John Egbunu, ex del Breogán, durante dos temporadas en Florida Gators. ¿Cómo lo recuerda?
—Me encanta John. Es un gran tipo, un alma hermosa. Siempre venía con ánimo de trabajar, era así todos los días. Era nuestro hombre grande, dependíamos mucho de él, era dominante. Antes de lesionarse, era dominante, arrasaba. Adoro a John. Ojalá le hubiera salido todo mejor, podría haberse quedado más tiempo en el Breogán. Es un gran tipo y mejor persona.
—También fue compañero de Canyon Barry, estrella del 3x3, en Florida Gators, en la NCAA. ¿Cómo era en el 5x5?
—Era ese jugador que lo hace todo, que hace lo que uno no espera. ¡Es mucho más que el hijo de Rick Barry! Te mete triples en la cara, te clava mates en la cara, tira también esos tiros libres con esa mecánica por debajo de la cintura y las mete con mucha seguridad. Además, es ingeniero, lo cual es una locura. Es un gran tipo y un gran compañero mío. Lo conocí mucho siendo compañeros de equipo. Siempre estaba feliz, siempre emocionado por tener la oportunidad de jugar baloncesto a ese nivel.
—¿Qué sueños, qué objetivos tiene como jugador?
—Quiero ser el mejor jugador posible. Sigo pensando que estoy teniendo una gran carrera. Quiero alcanzar el nivel más alto de Europa, quiero dejar huella. Este juego es solo un breve lapso en tu vida, pero puede marcar la diferencia en tu vida. Quiero disfrutar del camino. He estado jugando por todo el mundo y me siento bendecido, agradecido. Quiero ser mejor persona cada día y jugar todo lo que pueda.