Solo 10 minutos de un Río Breogán digno en la cancha del Girona (103-80)

FORZA BREO

El breoganista Aranitovic, en una lucha por un rebote con dos jugadores del Girona
El breoganista Aranitovic, en una lucha por un rebote con dos jugadores del Girona LOF

Los celestes perdían por 30 en el descanso, llegaron a estar 39 abajo en el tercero y dignificaron la debacle en una meritoria manga final

06 dic 2025 . Actualizado a las 23:48 h.

Fontajau era un escenario incómodo. Ahí habían palmado el Barcelona y el Gran Canaria, además del Granada, y en estado de alerta compareció el Río Breogán con el propósito de enlazar su tercera victoria consecutiva. Luis Casimiro había puesto la lupa en el «control de los aspectos básicos». Lo creía imprescindible para ganar. La victoria requería un partido redondo, o casi, y sus hombres se quedaron a un abismo de completarlo. Al descanso ya habían dilapidado prácticamente todas sus opciones de victoria: 103-80.

El Girona comenzó el partido con el punto de mira bien ajustado desde el triple. Convirtió tres en apenas cuatro minutos, pero a la racha reaccionó impasible el conjunto breoganista sin desviarse ni un ápice del guion. Brankovic subió los cinco primeros puntos visitantes mientras Cook y Russell trataban de asociarse para desmontar el entramado defensivo de Moncho Fernández. El encuentro era un toma y daca, pero sufrió un giro inesperado cuando el marcador reflejaba un 11-10. El Breo se apagó de repente. Poca fluidez ofensiva, defensa frágil y un ridículo porcentaje de acierto en los triples, lo que favoreció el demarraje de un equipo local que, apoyado en su efectividad desde el 6,75, cobró una ventaja de 19 puntos (30-11) antes de que Aranitovic convirtiera el segundo triple del Breogán en 10 intentos. La primera maga no dio para más: 30-14.

Del boquete que había en los dominios celestes sacaban tajada los interiores del Girona, y en el perímetro tampoco tenían grandes problemas los de casa para encontrar tiros liberados. Casimiro se desgañitaba y se desesperaba en la banda porque su equipo se mostraba muy vulnerable. Pedía a gritos un estirón en la intensidad defensiva y ataques más elaborados. En el ecuador de la manga, y tras otra pérdida a la que sacó partido Juan Fernández para establecer el 42-23, el preparador breoganista volvió a parar el encuentro para leer la cartilla a sus soldados. Nada cambió. El Girona seguía anotando con una facilidad pasmosa, de todas las formas y maneras, todo lo contrario que un Breo muy oxidado, huérfano de ideas y con las muñecas agarrotadas. El marcador al descanso era el fiel reflejo del calamitoso partido que estaba protagonizando el equipo de Lugo: 60-30.

La segunda mitad

El partido se reanudó con un parcial de 5-0 y un problema de iluminación en el pabellón de Fontajau por el apagón de varios focos. El encuentro estuvo interrumpido durante casi 20 minutos y fue Aranitovic quien anotó la primera canasta breoganista en la tercera manga. El parón trajo consigo un ligero bajón en el ritmo de juego, pero no desvió ni un ápice el cauce de un encuentro que seguía dominando a placer el conjunto gerundense ante la pasividad defensiva y los desbarajustes ofensivos de un Breogán que, con todo, empezaba a mostrar un mayor amor propio.

Con el partido cerrado y la victoria a buen recaudo en el casillero del Girona, el Breogán se esforzó en dignificar la debacle con un incisivo Erik Quintela. Moncho Fernández paró el partido para exigir más intensidad a los suyos porque los visitantes les comían terreno (84-62). Parcial de 0-12 que despertó el orgullo de los lucenses para ganar la manga y soñar con levantar el basketaverje cuando los de Moncho Fernández visiten el Pazo dos Deportes de Lugo.