La banda de A Estrada anunció hace meses que lo dejaba y acaba de iniciar la cuenta atrás con el lanzamiento de «Soñar, Crear», un maxi doble en el que Jasper, Gus, Amós y Ánxelo pulen la música que los ha convertido en un referente del compromiso y la tralla en galicia
22 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Hay cuestiones que exigen que uno se las crea. Sobre todo si lleva años empeñado en subirse a un escenario para mostrar a los demás lo que lleva dentro. Esta clase de confianza es la que funciona en Nao. Desde que la banda de A Estrada decidió dar un volantazo al invento en el 2013, con la grabación de Cancións de Amor E Liberdade, el fenómeno no ha dejado de crecer. El premio Martín Códax 2014 en la categoría de metal vino a reconocer lo que en el ambientillo cañero estaba claro desde hacía tiempo: en estos cuatro tipos descansa un referente de la tralla hecha en Galicia, en gallego y sin medias tintas. Un grupo capaz de conseguir que sus temas sean coreados, con aire de himnos, despertando entre su público esa conexión, huidiza, difícil y extraña, pero sólidamente palpable cuando se presenta, que hace que un concierto sea mucho más que una sucesión de canciones en directo.
No estuvo mal aquel año. Los cuatro de Nao llevaron su propuesta un poco más allá con Cartas No Caderno, su quinto lanzamiento. Un trabajo breve pero imprescindible, que delata algunas de sus influencias y encuentra en Os Vampiros, una versión de Zeca Afonso elevada con la colaboración de Banda Bassotti, un punto de absoluto equilibrio entre todos los ingredientes que componen su música. Se comprenderá que, con estos mimbres, las expectativas depositadas en el siguiente paso de la banda fuesen importantes. Y, desde luego, no es probable que nadie se haya visto defraudado. Al menos, no por lo que respecta a la capacidad de sorpresa que emana de un grupo que, en su mejor momento, anuncia que lo deja. Que no será cuestión de tres días ni de un par de meses, pero que la cuenta atrás está en marcha, que el tiempo pasa y que, aunque la cosa tira como un cohete, siempre es mejor echarla a dormir antes de que reviente o decaiga de fatiga o aburrimiento. Tal vez de éxito.
Así que esto es Apocalipse Nao. Su escena inaugural se desarrolló el martes, en A Nave de Vidán, con la presentación del penúltimo proyecto de la banda: un disco doble cuya primera parte, cuatro temas bajo el título Soñar, grabados y producidos en Pousada Son con Iago Pico, puede descargarse de forma gratuita en la web www.nao.gal. La segunda, Crear, cuatro canciones más, será colgada la próxima semana, a tiempo para el lanzamiento físico. Firman la factura, en este caso, Kaki y Martxel Arkarazo, desde su estudio guipuzcoano de Gárate.
La gira calienta ya motores (abre en Ourense, el día 29, en la Sala Berlín, para continuar por Melide, Santiago, Vigo, A Coruña -ojo al partido de la Selección, Galega, claro- y A Estrada) y hay ganas de explorar cuantos territorios expresivos se pongan a tiro. Vídeo (ZIWA), danza (Can Cun Quinqué) e incluso el mundillo del karaoke a través del canal de Youtube Cancións en galego. ¿Qué hay de la música? Conviene darle al disco un par de vueltas antes de extraer conclusiones. Nao ha pulido las aristas de su agresividad de antaño en aras de un mayor dominio melódico. A cambio ha ganado en densidad, contención y sutileza. Alguien podría llamar a esto madurez. Quizás. La aparente sencillez cede a medida que avanzan las escuchas. Las letras destilan compromiso. Y no hay que temer las incursiones de corte baladístico, rock o folk (atentos a Crear) porque este sigue siendo un grupo de interludios y grandes finales. Será por eso que en el aire queda la certeza de que lo mejor está por llegar.