El actor es el marido de Teté Delgado en la obra «El Intercambio», que la próxima semana se representa en Pontevedra. Humor inteligente que lleva a la reflexión
19 may 2017 . Actualizado a las 05:55 h.Después de encontrarse con Teté Delgado en un tren, Gabino Diego se quedó con las ganas de trabajar con ella. Dicho y hecho. Ahora llegan juntos y prometen carcajadas.
-¿Ha querido tomarse un respiro en el cine?
-Soy intérprete, y mi profesión me lleva a estar en el cine, en la televisión y en el teatro. En referencia al primero, hay que pensar que tampoco hay tanta producción como nos gustaría.
-En el teatro al bajarse el telón uno ya sabe si ha gustado. En el cine hay que esperar a las temidas cifras.
-Cuando estaba rodando películas como ¡Ay, Carmela!, coincidía con actores que trabajaban en el teatro y les oía comentar cómo tenían una sesión aquí y allá, y también cómo se iban de gira y… a mí me daba mucha envidia eso (ríe). Me encanta viajar y actuar. Soy feliz cuando vuelvo a Galicia, por ejemplo. Es una suerte hacer teatro. Al final es que cuando los actores hacemos una cosa nos preguntan por qué no hacemos la otra, y viceversa (ríe). Son etapas.
-¿Qué tal con «El Intercambio»? Los aplausos le siguen.
-El texto es de Ignacio Nacho, que es un autor joven y español, y cuando me llegó me pareció muy fresco e ingenioso. No podía parar de reír al leerlo. Tenía que decidirme entre varios, y me quedé con este. Al leerlo por segunda vez seguía muriéndome a carcajadas. Hago un papel muy divertido y no tuve que pensármelo mucho. Luego, el resto del equipo que conforma la obra es maravilloso. Ser compañero de Teté Delgado, hacer pareja con ella, es una suerte. Es una actriz genial y una gran persona.
-¿Ya la conocía?
-Pues es curioso, porque con ella me pasó una de estas sincronías agradables que ocurren a veces. En un tren a Santiago, yo iba para un curso, coincidí con ella y me quedé con la idea de lo divertido que sería trabajar juntos. Poco después de recibir el texto de El Intercambio, pensé que Teté sería ideal para ser la mujer de Jaime (su personaje en la obra) y… así fue. El reparto es un auténtico allstar de comedia.
-Ignacio Nacho la ha definido como una obra sencilla pero nada simple.
-Conseguir que la gente se ría desde el principio hasta el final es muy difícil. Y eso parece que va a la contra, porque parece decir que el texto es facilón; pero es todo lo contrario. Las buenas comedias siempre tienen un drama por debajo, y esta lo tiene. Es muy original, tanto en su construcción como en lo que cuenta. Es un texto que habla de valorar a la persona que tenemos al lado… Es muy especial.
-El intercambio de pareja no copa toda la función entonces. No sé si habrá visto usted en la tesitura de una propuesta similar, ¿no?
-En la obra el intercambio de pareja es la premisa inicial que lleva a otras ideas y otros sucesos. Yo… la verdad es que nunca me he visto en esa tesitura. No sé si algún día estaré preparado para ello (ríe).
-Tengo entendido que usted es un apasionado de la música. ¿Aún toca?
-Por supuesto. Antes de dedicarme al cine tocaba en el metro y en el anterior espectáculo, Una noche con Gabino, también cantaba.
-¿Y qué le gusta? ¿Qué discos oye?
-Me atrae el jazz, el blues… Por ejemplo, en el folk conozco y disfruto del trabajo de Milladoiro. Lo cierto es que me gusta de todo. ¡Hasta he producido discos de flamenco como el de Nono García!
-La pregunta es obligada… ¿Cómo conoció a Milladoiro?
-Debió ser hace unos 21 años, que actuaba con Golfus de Roma en Vigo. Me compré un disco suyo en una tienda. En realidad, fueron dos. Fui a pagarlos, pero la dependienta quiso regalármelos, no pude convencerla de lo contrario. La gente en Galicia es muy generosa, es de las cosas que más me gustan de esa tierra. ¡Si hasta tuve novia gallega!