¿Tiene apellidos su éxito?

Carlos Pereiro

FUGAS

Taburete: del «hijos de» a juntar casi 20.000 personas. Derrochan humor, sus estribillos son pegadizos y no pasaron desapercibidos por su elegancia ante la tempestad inicial

11 ago 2017 . Actualizado a las 15:29 h.

Taburete se ha convertido en un fenómeno musical. El último dentro del pop español. Casi ningún otro grupo dentro de nuestras fronteras tiene el poder de convocatoria como la banda liderada por Willy Bárcenas y Antón Carreño. Llenar el Palacio de los Deportes de Madrid hasta la bandera era una hazaña propia de Extremoduro, y en marzo, unos jóvenes madrileños, la convirtieron en realidad en tiempo récord. Atrás quedan apellidos y política. Taburete es un nombre propio, aunque a algunos les siga costando creerlo.

Los primeros comentarios que surgieron alrededor de las canciones de Taburete venían dados, como no, sobre la familia de sus integrantes. Willy (Guillermo) Bárcenas es hijo del extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas; y Antón Carreño es nieto del expresidente de la CEOE y de Viajes Marsans, Gerardo Díaz Ferrán. El dedo acusador los señaló. No faltaron las descalificaciones y los comentarios sarcásticos. Pero algo quedó. Algo que trascendió y que derivó en una explosión de fans incondicionales que no ocurría desde Vetusta Morla. Un grupo, de la nada, se aupaba hasta el número uno. Para los haters -como así los definen- aún tienen un sitio: en su propia web. Si uno siente la necesidad puede dejarles un recado o un comentario. De humor van sobrados.

LAS TECLAS CORRECTAS

Se les compara mucho con Hombres G. Algo debe haber, más aún cuando tienen una gira juntos. En cierto modo, Taburete podría funcionar como nexo o bisagra entre lo nuevo y lo viejo. Es un grupo de pop acústico, con todas las de la ley. Sus letras hablan de ese ligue imposible de noche pasada, del amor, de la luna. Las melodías prevalecen, los estribillos son pegadizos. Han apretado la tecla adecuada y el público ha respondido. Los llenos se suceden.

La naturalidad con la que han capeado el temporal de la crítica inicial les ha otorgado elegancia y buena relación con la prensa. Nunca rehúyen una pregunta. Willy Bárcenas lamenta que las preguntas sobre su padre sean una constante, pero las acepta y espera a la siguiente cuestión. Con paciencia y una sonrisa. Comenta que sería mejor hablar sobre que es el grupo independiente que más rápido ha llenado el Palacio de los Deportes de Madrid, o que han vendido más de 70.000 entradas por toda la Península, o que en las plataformas digitales sus canciones suman millones de reproducciones. Todo está ahí. Las cifras, el éxito y, obviamente, el ser «hijos de», aunque a estas alturas, poco o nada importa.

Taburete no solo ha triunfado entre el público, sino que lo ha hecho de una manera peculiar. Sus lanzamientos son autoeditados, a través de su propia discográfica; y toda la estructura que han creado alrededor del grupo se basa en amigos y colegas universitarios. Sony distribuye sus trabajos, sí; y probablemente en el futuro firmarán el respectivo contrato que los vincule, pero por ahora, son una banda dueña de sus propios pasos. No muchas pueden decirlo. Café Quijano debe su último éxito a que en el título aparezca también el cantante de Taburete. Un nuevo éxito a caballo entre el pop y el reggaetón (extraño terreno para los hermano Quijano) con el título de Perdonarme. Más de un millón de visitas en Youtube, que parece estar revitalizando la carrera de los leoneses, que en los últimos tiempos habían cambiado los grandes escenarios al aire libre por los teatros, y magreaban sobre las tablas con los boleros. ¿Y en Galicia? Como en casa. Ejemplo de ello es que el Náutico de San Vicente se haya visto en la obligación de ofrecer dos fechas seguidas. Dos tardes con Taburete a pie de playa. Por supuesto, no hay entradas desde hace semanas. En el videoclip de Sirenas, su mayor éxito -que muestra imágenes de diversos directos, el local de Miguel de la Cierva aparece con un público entregado, cantando cada sílaba y coreando los estribillos- cantan que se van «a casa de Dron», ese misterioso emplazamiento que parece se volverá mítico dentro del pop español; como lo es «la cabaña del Turmo», del 20 de abril de Celtas Cortos; o el Penta, legendario garito madrileño que Nacha Pop mencionó en su Chica de ayer. Algunos los tildan de grupo de pijos para pijos. Lo primero no lo niegan, lo segundo lo desafían. A sus fans ni tocarlos.

En el Náutico

de San Vicente tienen ‘sold out’ desde hace

tiempo