«Soy muy fan de las canciones 10-11 de los discos que me gustan»

TEXTO: MARÍA VIDAL

FUGAS

cedida

El próximo viernes Rulo y la Contrabanda presentarán en A Coruña la cara B de «Objetos Perdidos», la versión más intimista de sus canciones. Un repertorio en el que deja atrás su faceta más roquera para mostrar sus letras más personales. Un trabajo con mucha luz, porque «estos dos años han sido muy buenos»

01 abr 2018 . Actualizado a las 23:51 h.

Raúl Gutiérrez, más conocido como Rulo, lideró durante años La Fuga, sin embargo, el mal rollo entre los componentes de la banda forzó su salida. Desde que se lanzó en solitario, con La Contrabanda, está feliz. Se siente libre de poder hacer lo que le da la gana. No le importa si lo tachan de comercial. Le dan igual las críticas y los aplausos, aunque son muchos. Los recibió en Santiago cuando vino a presentar Objetos Perdidos con la cara A, la eléctrica, y los tendrá de nuevo en A Coruña el próximo viernes con la cara B, la de los teatros: las mismas canciones pero vestidas de otra manera. Advierte: «Que la gente no se asuste porque habrá tintes teatrales».

-¿«Objetos Perdidos» es un disco para reflexionar?

-Egoístamente, aunque suene un poco mal, uno acaba componiendo las canciones para sí mismo. Cuando eres compositor o te sientes como tal, las canciones más que componerlas, las expulsas hacia fuera.

-Has enganchado a mucha gente con estas letras tan íntimas. ¿Es un recorrido por tu vida?

-La verdad que aunque no lo busques, el 95 % es todo biografía, para lo bueno y lo malo. No solo se compone cuando estás triste, también cuando estás bien. Hay canciones optimistas como puede ser Me gusta, y otras más duras como La reina del barrio o Días Dorados. Es imposible que cuando cantas lo que compones, y compones lo que has sangrado, no haya biografía en las letras.

-En este disco quizás te veo más enamorado que en otros.

-Sí, es un disco con luz en global, porque hay de todo, pero responde a que los dos últimos años han sido buenos. Pero yo siempre digo que hay historias que tienes dentro que te dan para cinco discos dobles, como puede ser Días Dorados.

-Es imposible no sentirse identificada con muchas de las letras.

-Sí, también depende en el momento en el que estés de tu vida. Mi preferida es Noviembre, que es la que cala un poco más, luego Tu alambre, me gusta también. A mí me gustan mucho las canciones de cierre, yo soy muy fan de las canciones 10-11 de los discos que me gustan. Sí, esas que no son de primera escucha, que son menos redondas aparentemente, pero me encantan.

-Este disco deja muy a la vista tu faceta de cantautor. Si le quitas la música, casi son poemas.

-Bueno, yo no voy de poeta, pero intento mimar los textos.

-¿Has dejado de lado el rock para dar paso a las letras?

-Depende de las canciones, en el disco hay de todo, una parte más intimista musicalmente, que son más lentas, y otra más eléctrica como Me gusta, Tu Alambre u Objetos Perdidos. Es verdad que ya no tengo ese prejuicio de antes, que como mucho podía hacer una balada, ahora me salen a patadas. Cuando tienes 20 años dices: «No metas más de una balada, que se hace lento». Ahora tengo 38, y me da igual, hago veintipico canciones y elijo las 11 mejores. Si queda más up guay, y si queda más para abajo pues hacia abajo.

-Hay gente que dice que de un tiempo a esta parte te has comercializado.

-Lo llevo escuchando desde que sacamos el segundo disco de La Fuga. Siempre que sacas un disco nuevo, intentas que suene mejor, y cuanto mejor suena ya estamos con que si es comercial. Yo solo sé que la banda no para de crecer, lo de comercial o no es tan relativo, lo llevo escuchando tanto... Cuando sacamos el primer disco de La Fuga nadie nos dijo nada porque nadie nos hacía caso, en el segundo ya empezamos a vender un poco y ya decían que si era un poco más comercial, el tercero era todavía más comercial. No es que sean más comerciales, es que suenan mejor, son más amables al oído. Yo soy artista, y me da igual lo que piensen de mí mi discográfica, mi entorno o el público... Yo hago lo que quiero y lo que me late en el corazón, y luego recojo los aplausos y las críticas. Y me dan igual las dos cosas. Ni soy una mierda, como dicen unos, ni soy un Dios, como dicen otros. Yo toco canciones y al que le guste bien. No me siento atacado por nadie tampoco.

-Cuando dejaste La Fuga, corrías el riesgo de que te saliera bien o mal. ¿Te planteaste el fracaso?

-Es que ni me planteé cómo me iba a ir. Estaba tan triste de que nos lleváramos tan mal... Era insostenible y como nadie se iba a ir de ahí, pues me piré yo. Nadie se iba a ir de un sitio en el que se gana tanto dinero y vendes tantas entradas, era muy difícil que alguien se fuera. Yo fui el que menos aguanté, dije: «Yo no monté un grupo para estar mal con mis compañeros». Unos íbamos para un lado y otro para otro pero de manera extrema. Decidí marcharme. A mi familia y a toda mi gente les jodió mucho más que a mí, me decían que cómo me iba a ir de algo que había montado yo, que eran mis canciones, porque las había compuesto yo, que cómo me iba a ir de mi propia casa. Afortunadamente no les hice caso, porque ahora soy más feliz que una perdiz. He ganado años de felicidad y libertad. Al final los grupos se encasillan tanto que acaban repitiendo cincuenta millones de veces el mismo disco. De hecho cuando la gente se va en solitario, es más abierta musicalmente. Solo hay que ver a Bunbury o a Calamaro...

-Son menos a opinar también.

-Sí, y se sienten menos encorsetados. En un grupo cuando uno dice: «Vamos a hacer un poquito esta canción que es un poco diferente, tiene más luz...». Pues basta que uno lo diga, que el otro diga que no, que al final siempre haces lo mismo: que el público diga... Pues eso yo no lo tengo, yo hago lo que quiero, los tres discos que he hecho en solitario son totalmente diferentes. El primero funcionó genial y no lo quise repetir. Intento no repetir la fórmula, hago lo que quiero y luego ya decide el público o no. Yo tengo la suerte de que mi público es tan fiel... He hecho tres discos totalmente diferentes entre sí, y las tres giras han sido brutales.

-Dices que lo de irte fue una corazonada y que sueles fiarte porque te funcionan al 99 % Una fue la de irte de La Fuga, otra...

-Lo de los teatros, por ejemplo. Cuando lo hicimos en la primera gira de Rulo y la Contrabanda, mi mánager me lo dijo: «Eres un cabronazo. Has conseguido meter a tu público en un hábitat totalmente diferente al normal, a la cara A de la banda y pagando más», porque el 80 % de los conciertos que hacemos son eléctricos, no tienen nada que ver con lo que traemos ahora. La primera gira eran once teatros y llenamos diez. Es alucinante. Al final el público nos dio el sí, porque por mucho que a mí me guste hacer teatros si el público no acude... Nosotros normalmente alquilamos los teatros, y si no van, nos pegamos un batacazo de dinero. Así que sigamos siendo libres y funcionando por corazonadas. Al final el artista tiene que ser feliz. La gente piensa que solo quieres meter gente y ganar dinero, pero eso ya lo hacía en La Fuga y me fui de ahí, a complicarme la vida en ese sentido, pero a ganar mucha felicidad.