El azote de los años ochenta

FUGAS

Víctor Lenore, autor de «Espectros de la Movida»
Víctor Lenore, autor de «Espectros de la Movida» Txemari

Con la Movida, la vida cultural española tomó un camino errado cuyos efectos perviven en la actualidad. Es la tesis que plantea Víctor Lenore en un libro que supone todo un ajuste de cuentas

11 dic 2018 . Actualizado a las 01:27 h.

Víctor Lenore cree que hay que odiar a los años ochenta en general. Pero centra ese sentimiento de manera muy concreta en la Movida. La oleada cultural protagonizada por figuras como Alaska, Almodóvar o Ceesepe mostró una España hedonista y en color que se quitaba la dictadura de encima. Contó con un intencionado apoyo del partido del gobierno, el PSOE. Y, según el autor de Espectros de la movida, consistió en un movimiento político cuyas consecuencias todavía perviven. «Dicen que no es político, pero lo es -afirma Lenore-. Es un movimiento muy militante del individualismo, el narcisismo y el consumismo. Estos son valores políticos. Concretamente, los del neoliberalismo. Se han abrazado a ello tanto el PSOE al inicio como el PP después. Estos primero lo rechazaron, pero luego se dieron cuenta de su utilidad».

Prologado por el sociólogo César Rendueles, quien afirma que la revisión del movimiento «provoca niveles tóxicos de vergüenza ajena», el libro repasa muchos de los hitos de unos maravillosos años que aquí se muestran bastante menos radiantes. Desde la censura que planeó en el programa infantil La Bola de Cristal al hermanamiento entre Vigo y Madrid en 1986, pasando por la delirante visita de Andy Warhol en 1983.

A esta última le dedica un capítulo. Relata cómo Warhol fue recibido como un verdadero Mister Marshall. En un momento dado, el artista que venía a pintar a la alta sociedad española (sin lograrlo, porque esta dudaba si eso era de buen gusto o no), bostezó en una cena. Y, al parecer, se extendió la histeria. «La posibilidad de que el artista neoyorquino se aburriese en Madrid suponía una catástrofe de enormes dimensiones», explica sarcástico Leone, que se regodea en cada línea del texto. «En España entonces había una sensación de retraso increíble, y compramos todo lo que nos parecía moderno de Londres, Los Ángeles y Nueva York. Para muchos eso era muy moderno, pero para mí es una postura muy paleta».

Realmente, la Movida no fue tan grande como el distorsionado relato oficial se ha encargado de falsear año a año hasta hacerla omnipresente en la revisión de los ochenta. Ana Curra, integrante de Kaka Deluxe y Parálisis Permanente, lo decía en una entrevista a La Voz en el 2012: «En los conciertos de Rockola podría haber 250 personas. No éramos tantos como se dice». Pero también señala que, más tarde, «cuando llega el año 85-86, surgió el bum de la Movida, su politización, el lema aquel de ‘De Madrid al cielo’, el uso de este por los políticos para dar a conocer Madrid y todo eso. Muchos grupos saltaron a nivel de ayuntamientos y fiestas de los pueblos. Todo cobró una nueva dimensión».

Lenore insiste en la clara intencionalidad política de toda esa secuencia: «El PSOE llevó un movimiento tirando a pequeño y le dio toda la prioridad en los medios de comunicación y en los ayuntamientos. Para diferenciarse de la derecha planteaba que con ellos llegaba la fiesta, mientras que en el otro lado era autoritario. Y esa idea suponía contratar a grupos en los ayuntamientos de toda España».

Pone sobre la mesa los peajes que había que pagar para que esa bola siguiera creciendo. Un ejemplo: Barón Rojo, banda de heavy-rock que llenaba pabellones en la primera mitad de los ochenta. Reunía a muchísimo más público que los grupos del Rockola, gracias a su sonido duro, sus letras callejeras y tono contestatario. Pero no contaban con ese respaldo de los medios públicos. ¿Por qué? «A Sherpa, el cantante, se le acercó un ministro del PSOE. Le dijo que le ofrecían no sé cuántas galas en sus ayuntamientos a cambio de apoyar al partido. El tío dice que no y se cae todo eso».

MUSIQUITA Y COLORINES

Esos primeros ochenta la Movida tuvo un programa fetiche en TVE, La Edad de Oro. Allí se mostraban al país Alaska, Loquillo o Glutamato Yeyé mezclados con artistas extranjeros como The Gun Club, Dream Sindicate o The Lords Of New Chruch. Considerado para muchos como el mejor espacio musical de la historia de la televisión en España y todo un hito cultural, supone para Lenore el símbolo de la renuncia de la Movida al pensamiento. «Ahí todo era estética: musiquita y colorines. La reflexión estaba totalmente desprestigiada. Las entrevistas no tenían ninguna sustancia. Eran como un grupo de veinteañeros que hablan un viernes por la noche antes de salir. Y sí, es verdad que han venido grupos que han sido míticos luego dentro de los ambientes hipsters, sí. Siendo un programa semanal alguno tiene que colarse».

Lenore salva de la quema a grupos como Gabinete Caligari, Radio Futura o Los Coyotes. Pero no tiene compasiónbcon formaciones de culto como Derribos Arias. Pese a su escasa repercusión, llega a decir que se trata de la banda más sobrevalorada de los ochenta. «Es el caso del típico grupo que pensaba que hacer algo raro era un prestigio en sí -razona-. Si tú juntas a un grupo de veinteañeros hoy y le pones un disco suyo no entenderán absolutamente nada. Ya no existe ese prestigio de ser raro por ser raro y hacer cosas raras por hacer cosas raras. Las canciones han envejecido mal. Iban de vanguardistas y hacían letras surrealistas, cuando el surrealismo tenía más de 60 años. Me ocurre lo mismo con Canciones Malditas de Kaka Deluxe. Me parece una tortura escuchar eso hoy».

Pese a su lectura, esos grupos y esos discos fueron considerados en su día como ejemplos de irreverencia, frescura y creatividad. Con este concepto también existen problemas. «Manuela Carmena lo mencionaba en su último discurso. La creatividad es el correlato cultural de la meritocracia, por eso al PSOE le pareció tan atractivo», afirma Lenore. «Lo que te están diciendo es que el sistema es perfecto y, si eres pobre, has fracasado o estás en el paro no es porque la situación sea injusta. Es porque no eres suficientemente creativo. O porque no tienes los suficientes másteres. Al final, esa creatividad que nos parece a todos positiva es la justificación de la desigualdad», explica.

En realidad, el autor traza una línea desde la Movida al indie, con quien ya ajustó cuentas con Indies, hipsters y gafapastas (2014). De hecho, en cierto modo, este Espectros de la Movida podía considerarse una precuela de aquel. «Me di cuenta de que las respuestas a las preguntas que me hacía no se podrían contestar sin mirar un poco más atrás. En los ochenta están las respuestas, cuando optó por esta modernidad», concluye.

OCHOS ICONOS DESTRIPADOS 

ALASKA Y MARIO

«Representan una dinámica cultural dominante: cuantas menos tengas que decir más espacio tienes en los medios. Estos necesitan artistas así porque estamos rendidos a los anunciantes. Necesitamos a gente como Alaska o Vaquerizo, que no tengan nunca nada incómodo que decir»

LA EDAD DE ORO

«El programa eran los amigos de Paloma Chamorro, una tía que estaba metida en los ambientes modernos pero que no aporta nada. No había nunca ningún escritor o ensayista. Era solo un montón de gente joven haciendo un poco el tonto»

ALMODÓVAR

«Es un tío superinteligente y supertalentoso, pero sus frases lo retratan de manera precisa y cruel. El libro empieza con esa frase suya que dice: “Mi estrategia en el final del franquismo fue fingir que Franco no existía”. Es decir, la militancia política de la Movida fue la amnesia»

TIERNO GALVÁN

«Aquello de “El que no esté colocado que se coloque” me parece increíblemente irresponsable, sobre todo con los niveles de paro que había. La fiesta fue un sucedáneo de la igualdad. No vamos a luchar por las desigualdades sociales, pero por una noche en San Isidro vamos a compartir el mismo espacio de fiesta»

BUM DE LOS PELUQUEROS

«Ocurría como con los chefs hoy. Todo el día hablando de cocineros estrella que tienen unos restaurantes que el 90% de la gente no puede pagar. Para mí, consiste en elevar a algo socialmente importante algo que es la nada cultural»

LOQUILLO

«Digo que es un arribista de barrio obsesionado con mantener su estatus. Él asume bastante lo que es. Asombra su capacidad camaleónica. Ríete tú de David Bowie. Se ha arrimado al PP, el PSOE, CIU, hizo en un momento dado un libro sobre las mujeres de la CNT... Es el clásico trepa que va cambiando según la situación. La verdad es que tiene mucho olfato para eso»

WARHOL EN MADRID

«Fue una exhibición de paletismo. Andy Warhol tenía mucho que ver con Dalí. Como dice C. Tangana, que los admira, tienen una gran capacidad de generar dinero con cualquier cosa que hagan. Era ese tipo de modernidad la que compramos y seguimos comprando»

SINIESTRO TOTAL

«A mí nunca me gustaron y siempre los he visto como la tuna con guitarra eléctrica. Yo no digo que sean un grupo horrible, pero creo que gustaban por las mismas razones por las que a la gente le gustaba la tuna 20 años antes. Es su versión punki».