«Feliz final», otra historia más que habla de nosotros

FUGAS

La nueva novela de Isaac Rosa nos sumerge en el crac de una acomodada pareja moderna, con su economía apretada, sus más y sus cada vez menos, con sus vías de escape

25 ene 2019 . Actualizado a las 16:20 h.

Este pormenorizado retrato que Isaac Rosa traza del desmoronamiento de una relación cualquiera -encuadrado para la ocasión en la de una pareja de la generación nacida en los 70, pero que, en definitiva y descontextualizada, es cualquiera- lleva meses de boca en boca, de mesilla en mesilla, generando tanta admiración como rechazo. Quizá es que escuece, quizá es que el lector está saciado ya de la misma historia -la de la obsolescencia del amor-, quizá es que, por momentos, peca Rosa de moralista, algo intensa su prosa, agotadora con ese cualquier tiempo pasado fue mejor y cómo nos ha destrozado la rutina, el aplacamiento de la electricidad en la piel, la precariedad de los adultos de hoy. Y eso que aquí la historia comienza, como ya anticipa su título, por el final y se nos cuenta como una partida de ping-pong, ahora habla ella, ahora él, que original es un rato.

De cualquier manera, Feliz Final es una lectura curiosa, que no deja de merecer la pena, prueba de ello es su gran legión de admiradores que la han convertido en una suerte de manifiesto del amor moderno. Nos sumerge, como decíamos, en el crac de una acomodada pareja moderna, con su economía apretada, sus más y sus cada vez menos, con sus vías de escape -esa casa del campo en la que acurrucarse algún día, ese compañero de trabajo que nos enciende la carne-, también con sus renuncias -cuando uno desiste ya hasta de discutir-. Y relata con exagerado detalle de forense cada muesca y cada cúspide, mérito también el suyo el de poner en palabras esas cosas tan crudas que pocas veces somos capaces de reconocer. Pero no deja de ser la misma historia, la tuya y la mía, casi seguro. Que poco nos importa ya.