Un caso sin resolver. La reina del crimen fue la protagonista de un episodio que provocó conmoción en el Reino Unido y que nunca se llegó a aclarar
10 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Como si se tratara de un caso de Hércules Poirot, Agatha Christie protagonizó una de las desapariciones más misteriosas del siglo XX en el Reino Unido y que ella nunca quiso aclarar. Guardó silencio absoluto sobre este episodio más propio de una de sus novelas, que contó con una buena dosis de humor británico y en el que mucha gente también pudo ver una venganza planificada de la reina del crimen hacia su marido. Ahora, que Movistar ofrece la última adaptación de la novela El misterio de la guía de ferrocarriles, en la que John Malkovich interpreta a Poirot, rescatamos este episodio que todavía está lleno de misterio e incógnitas.
Fue el 3 de diciembre de 1926. Agatha acababa de tener una fuerte discusión con su marido, Archibald Christie, un coronel del Ejército británico. No solo se había enterado de que tenía una amante, Nancy Lee, sino que también pensaba irse con ella de fin de semana. La autora de Diez Negritos, de 36 años, ya gozaba en la época de cierto prestigio social como escritora de éxito, aunque todavía no había publicado sus novelas más famosas y el abandono de su marido provocaría un auténtico escándalo en la sociedad británica de la época.
Sobre las diez de la noche, salió de su casa, situada en el condado de Berkshire, al sureste del país, y le dijo a su secretaria que se dirigía a Yorkshire a pasar la noche, a casi 400 kilómetros al norte. Su coche, un Morris Crowley, apareció abandonado poco después muy cerca de un lago, en Newsland Corner, a casi cien kilómetros de su casa pero en dirección opuesta a su destino. En su interior, apareció su carné de conducir, un abrigo suyo y algún resto de sangre.
La desaparición conmocionó al Reino Unido. El operativo de búsqueda fue tal que contó con la participación de cerca de mil policías y más de 15.000 voluntarios. Se movilizó incluso a Scotland Yard en la búsqueda sin éxito de la novelista. Hasta Conan Doyle, inventor de la saga de Sherlock Holmes, acudió a una médium para ver si podía darle alguna pista sobre su colega.
Agatha Christie fue localizada once días después de su desaparición. Un empleado del hotel Swan de Harrogate, cerca de donde dijo a su secretaria que se dirigía, la identificó. Pero la escritora se guardó un as en la manga para el final. Se había registrado con el nombre de la amante de su marido, Nancy Neele. Cuando Archibald acudió a su encuentro, ella no supo decir por qué estaba allí, ni siquiera lo reconoció. Tuvo que recibir tratamiento psiquiátrico y tampoco pudo explicar qué había hecho durante esos once días. La versión oficial fue que había sufrido una crisis nerviosa como consecuencia de su accidente, pero recibió numerosas críticas por parte de la opinión pública. Mucha gente creyó que se trataba de un truco publicitario y que la desaparición fue fingida. También hubo quien opinó que fue en realidad una venganza a su marido, tratando de hacerle sospechoso de su asesinato, y de paso airear su infidelidad ante la sociedad británica. Ella nunca más volvió a referirse a este episodio.
Andrew Wilson, experto en la escritora de Asesinato en el Orient Express, en un artículo en el Daily Mail de hace dos años apuntó la hipótesis de que Agatha Christie, deprimida por la reciente muerte de su madre y su infidelidad, intentó suicidarse estrellando su coche contra un árbol, pero sus fuertes convicciones cristianas se lo impidieron en el último momento y atormentada por la culpa decidió esconderse lejos de su casa. Una teoría que el propio Wilson reconoció que era solo eso, una hipótesis. Y tú, ¿qué opinas? ¿Quiso humillar a su marido, llamar su atención, fue un gancho publicitario o lo que de verdad sucedió está todavía por desvelar?