¿La pastilla roja... o la azul?

Carlos b. Torrado

FUGAS

«Matrix» cumple 20 años con el anuncio de una nueva entrega de la saga que marcó un antes y un después en el cine de ciencia ficción

10 ago 2019 . Actualizado a las 18:11 h.

Desde el 2017 venimos escuchando rumores de una nueva película de la saga de las hermanas Wachowski, pero nada parecía ser oficial. Declaraciones sesgadas de Keanu Reeves por aquí, ideas de un reboot por parte de Warner por allá... Tras dos décadas desde el estreno de Matrix (1999), el mundo cibernético que se rebela contra los humanos nos sigue fascinando. La película original continúa mostrándose al público actual como un producto atrevido, que bebe del cine de acción más noventero y de los pensamientos catastrofistas propios del cambio de milenio.

No sería descabellado afirmar que Matrix supuso un cambio rotundo en lo referente a efectos especiales en Hollywood, aunque la tendencia la empezó Jurassic Park (1993), que transformó la industria cinematográfica a niveles inconcebibles. En taquilla resultó ser un bombazo, con unos 400 millones de dólares de beneficio, marcando el inicio de una franquicia, que, sin embargo, pasará por numerosos baches. Ganadora de cuatro óscares, el éxito de la película fue reconocido también por los críticos, que alababan la capacidad de crear una nueva mitología en un género tan trillado como la ciencia ficción, después de entregas de éxito mundial como Star Wars -de hecho, ganó el Óscar a efectos especiales frente a La amenaza fantasma- o Blade Runner.

Despierta, Neo

La historia, ideada por las hermanas Wachowski, ha sido objeto de numerosos análisis y lecturas. Por ejemplo, el enemigo tecnológico de la película se ha visto como una crítica anticonsumista, o el paso entre el cuerpo digital y el real de Neo, que se ha considerado una metáfora -oculta para sortear los conservadores estándares de Hollywood- sobre la transexualidad. Referenciada hasta la saciedad, y considerada una obra de culto, se convertiría en un hito de la cultura pop que volvería en el 2003 con Matrix Reloaded, que dobló los beneficios de la primera entrega, y que fue el pistoletazo de salida para dar comienzo a una expansión de este universo por todos los medios posibles. Cómics, videojuegos, una serie de animación (Animatrix), y una última secuela seis meses después del segundo capítulo, Matrix Revolutions; que resultó ser la peor valorada de las tres. Semejante volumen de producción acabó quemando la saga, que finalmente se tomó un respiro a la fuerza.

El actor que encarnaba a Neo, Keanu Reeves (Beirut, 1964), siguió actuando en numerosos proyectos, aunque ninguno de la envergadura o el éxito de Matrix. Sin embargo, en los últimos años el libanés se ha convertido en una verdadera estrella en las redes sociales, simplemente por su modesto modo de vida. Esto, añadido al éxito de la saga de acción John Wick, ha hecho que Keanu vuelva a la palestra como un actor a tener en cuenta.

Las hermanas Wachowski siempre han mantenido un estatus de gran valor en la industria, aunque sus últimas películas no han sido el éxito esperado, como El Atlas de las nubes (2012) o el Destino de Júpiter (2015). Aprovechar el retorno a la fama de Reeves con las directoras originales de Matrix no es baladí. La idea, desvelada por Chad Stahelski, director de la saga John Wick y doble de acción de Keanu Reeves en la saga Matrix, es la de hacer un spin-off que funcione como reinicio de la saga. El personaje de Neo puede no volver a aparecer, aunque Reeves ha insistido en que, si las hermanas Wachowski están en el ajo, él se apunta. Descartar del todo a Neo no tendría mucho sentido porque es el icono de la saga, por lo que lo más seguro es que volvamos a ver a Keanu llevando una gabardina negra.

Nos volvemos a ver, Agente Smith

Este aniversario es la oportunidad perfecta para sumergirse en una franquicia clave para entender el cine de ciencia ficción y de acción de los últimos años. Parte del éxito está en una fuerte influencia de la animación japonesa cuando aún era un contenido de nicho, ya que para las hermanas el gran referente era Ghost in the shell (1995). También importa su mimo muy cuidado en las escenas de disparos (no nos olvidemos de las icónicas escenas de «tiempo bala») y un respeto enorme a las películas de John Woo, de donde sale esa veneración referencial a las armas de fuego y el estilo chulesco y provocador de la indumentaria de los rebeldes humanos -está claro que no eran los únicos que se vestían terriblemente mal en los noventa-.

Matrix resultó reveladora para la industria cinematográfica en un año donde no era fácil destacar entre titanes como El sexto sentido, Eyes Wide Shut, American Beauty o La milla verde. El anuncio de la nueva entrega llega inmerso en un clima de homenaje, e incluso redención, de un universo que todavía tiene mucho que ofrecer. Al final, en esto del cine también tienen valor las segundas oportunidades, y no hay que desaprovecharlas. Que se lo digan a Will Smith, que rechazó ser Neo para protagonizar Wild Wild West (1999), una de las obras peor valoradas de su carrera. Quizás fue un error en la simulación...