Puedes tener los cuadros de Maruja Mallo en tus manos

carme d. prol / a. a.

FUGAS

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Publican el primer catálogo razonado de la artista, que reúne toda su obra a óleo

04 jul 2021 . Actualizado a las 10:32 h.

Madrid, Buenos Aires, Nueva York. La obra de Maruja Mallo dejó eco allá por donde pasó. Unos pasos que ahora podemos seguir con la publicación de su catálogo razonado de obras al óleo, un proyecto editado por la Fundación Azcona que pone fin a años de trabajo de varios expertos. «Fue una pintora de gran importancia, un personaje clave dentro de la Generación del 27, tanto pictóricamente como a nivel histórico y cultural. Era una figura a tener en cuenta». Estos son los motivos que llevaron a Sergio Azcona, presidente de la fundación, a apoyar el proyecto.

El catálogo se publica poco después de la última polémica sobre la autoría de las obras expuestas en Lalín y con él los autores esperan que «se resuelvan las dudas, ya que el equipo que se ha reunido es absolutamente extraordinario». Para completar la información sobre los óleos, «excepcionalmente hemos incluido textos de expertos que hablan de su figura», cuenta Azcona.

Entre los autores del libro se encuentra el comisario de varias exposiciones de Mallo, Juan Pérez de Ayala, el galerista Guillermo de Osma y Antonio Gómez Conde, sobrino de la pintora.

La artista de Viveiro comenzó su carrera en los años 20 y rápidamente se consolidó como una de las referentes de la vanguardia española. Con su llegada a Madrid, a la Escuela de Artes de San Fernando, entra en contacto con el grupo de la Generación del 27 y se convierte en «una más, en algunos aspectos mucho más avanzada y liberada que sus compañeros», expone Pérez de Ayala.

Hay que tener en cuenta que no era habitual que una mujer en esa época pudiera desarrollar su carrera artística, es una excepción que viene dada por «una familia liberal en la que ella y sus hermanas fueron mujeres independientes, libres, que estudiaron y pudieron ejercer su carrera».

Entre Europa y América

Continuó sus estudios en París y, después de un breve regreso a España, en el que participó en las Misiones Pedagógicas de la Segunda República, se exilió a Argentina. Allí prosiguió con su carrera, siempre relacionándose con intelectuales y en un ambiente artístico privilegiado, que la llevó a exponer en importantes galerías de ciudades como Nueva York, centro de las vanguardias en el momento, y codearse con personajes como Andy Warhol. «Maruja se movía muy bien por el mundo, era una gran marchante de su obra y de su propia persona», indica Pérez de Ayala. Mallo solía trabajar con series de óleos sobre una misma temática, «se centra en mundos particulares y es una pintora muy cerebral, conoce la historia de la pintura y trabaja mucho la estructura interna de la obra, lo que ella llama trazados armónicos. Es también muy vital». Siguiendo esta línea, en el catálogo podemos ver series sobre «cloacas y campanarios», la más surrealista, o la que ella llamó «religión del trabajo». Esta es su primera serie americana y en ella refleja el trabajo en el mar y en el campo, «influenciada por la corriente americana del muralismo» que practicaban artistas como Diego Rivera, señala el autor.

Para Miguel Anxo Rodríguez, profesor de Historia del Arte de la USC, Maruja Mallo es «unha figura recuperada», ya que durante el franquismo su impacto en el panorama artístico español disminuye, «ela representa moi ben esas figuras que tiñan un nome coñecido pero tiveron unha desvinculación moi grande coa cultura na ditadura». A su vuelta, en los años 60, regresa a las galerías y su nombre se vuelve a reconocer y consolidar. Una recuperación que en Galicia se puso de manifiesto con una retrospectiva para inaugurar el Centro Galego de Arte Contemporánea, en 1993.

Definida por Dalí como «mitad ángel, mitad marisco», Maruja Mallo fue una artista fascinante, cuya pintura cuenta su propia historia.