Chano Domínguez: «Los músicos creativos somos como los mineros, siempre buscando»

FUGAS

Ana Zaragoza

El premio Nacional de Músicas Actuales 2020 regresa a España después de siete años en Nueva York. Vuelve con la maleta llena de proyectos, un disco a punto de ser lanzado, otro que grabará enfocado al flamenco y una gira de conciertos que comenzará en octubre.

07 jul 2022 . Actualizado a las 19:11 h.

Chano Domínguez (Cádiz, 1960) actuará el viernes (día 8 a las 19.30 horas) en el castillo de San Felipe. El Chano Domínguez Trío se sube al escenario la segunda jornada del Jazz ao Norte, un festival que arranca con Hannah Williams & The Affirmations (el jueves, 7, también en San Felipe a las 19.30) y se cierra el 9 con Nouvelle Vague (a las 21.30 en el edificio del Arsenal Militar Balandra). Chano lleva cuatro décadas en los escenarios y está de vuelta en Barcelona tras siete años en Estados Unidos y muchos éxitos internacionales. El premio Nacional de Músicas Actuales 2020 confiesa que se sigue sintiendo como cuando tenía 19 años y es feliz haciendo bolos, como cuando empezaba. En especial los recitales en sitios como el que le trae a Galicia y al que se podrá llegar en barco cruzando una imponente ría entre fortalezas. «Me encanta el público de Ferrol, porque siempre recibe muy bien la música que yo hago, lo siento muy cercano».

—La última actuación en la ciudad fue en una iglesia, la del festival Jazz ao Norte en el castillo de San Felipe...

—Los recintos donde tocas también son inspiradores. De hecho, dependiendo del lugar te puede salir una música u otra, en especial, para músicos como yo, que somos creativos y podemos cambiar el repertorio en el momento, según como nos hace sentir el entorno. Para mí tocar en una iglesia o un castillo reconvertido en un lugar para el arte es muy emocionante.

—No le gusta que etiqueten la música, pero hay algo que vincula al flamenco con el jazz...

—Inevitablemente, esa unión de palabras viene conmigo desde hace años. Soy un músico de Cádiz que ha vivido desde pequeño el flamenco y, por otro lado, me ha interesado la improvisación, lo que me fue acercando al jazz. Tengo mucho que ver con esos dos mundos, pero creo que las etiquetas las ponen los críticos o las compañías para poder encasillarnos en una estantería.

—¿Afecta eso al público?

—Creo que no, la gente, igual que yo, cuando me siento a hacer música quiere pasarlo bien, sorprenderse y hacer que eso le llegue a las personas con las que lo están compartiendo. Yo no pienso si estoy tocando un blues o un ritmo de bulerías, simplemente pienso que estoy haciendo música y me salen muchas cosas de uno y otro mundo. Estoy haciendo música y buscando, tirándome a la piscina... Creo que los músicos creativos somos como los mineros, que te pones a picar piedra y de repente vas encontrando melodías, ritmos...

—Participa desde hace años en una iniciativa que se llama Taller de músicos, que también busca...

—Es una escuela a la que estoy vinculado desde hace muchos años. Acabo de volver de los Estados Unidos y voy a dar una clase magistral durante todo el año con los músicos que se gradúan. Para mí es muy atrayente poder estar en contacto con una juventud que está muy bien preparada y que tienen esas ganas de contártelo todo. Y aprender de ellos.

—¿Cómo ha sido la etapa de siete años en Nueva York que acaba de cerrar?

—Muy buena. Ya tenía una relación con esa ciudad desde los años 90, pero el hecho de irte allí a vivir lo cambia todo. He tenido la oportunidad de grabar sesiones muy buenas, con grandes músicos o que, por ejemplo, la casa Steinway me hicieran artista, y otros premios... Fue una experiencia muy positiva, pero yo siempre supe que me volvería, porque yo soy de aquí.

—Se trae una maleta repleta de proyectos...

—He sido muy prolífico estos últimos dos años y he grabado tres discos, de los cuales dos han salido al mercado y tercero está a punto de salir dentro de poco. Ahora voy a empezar la grabación de otro trabajo, muy enfocada al piano flamenco con cantaores y guitarristas. También vamos a comenzar un proyecto muy bonito dedicado a un pianista fantástico francés, que se llamaba Michel Petrucciani, que nos dejó hace muchos años. Todo nace de la admiración que siempre he tenido por él y que tuve la oportunidad de conocerlo. Vamos a empezar a hacer conciertos a partir de octubre en su homenaje. También celebro los 25 años del disco que hice con Martirio, Coplas de madrugá, que cambió tanto el mundo de la copla.

—¿Qué le aportan los conciertos?

—Son la confirmación de que lo estás haciendo bien. Es ver que la gente está feliz, contenta, eso es lo más de lo más. Es el momento en el que te expresas todo lo que has estado practicando y sale ahí.

—¿Es también el momento más internacional para el flamenco o siempre lo ha sido?

—El flamenco, en un principio, salió de sus círculos con cantaores como Marchena. Fueron de los primeros que los llevaron al teatro y que lo pusieron un poco fuera de su mundo de siempre. Después Paco de Lucía ha sido el que lo internacionalizado para siempre, lo ha llevado a todos los rincones del planeta y se lo ha puesto delante a todo el mundo y a todo el mundo le ha gustado, fascinaba con su música.

—¿Cómo era tocar con él?

—Toqué con él en San Sebastián. Era de Cádiz como yo y habla igual que yo, era muy parecido a mi manera de ser. Fue como si le conociese de toda la vida, porque, además, yo le había hecho un disco a él que se llamaba 10 de Paco.Tuvo relevancia, porque tocábamos con instrumentos que no eran puros del flamenco. Cambiamos la guitarra, la palma y el cante por la batería, el contrabajo, el saxo y el piano. Fue en 1994, recuerdo muy bien llevarle el disco y escucharlo con él y darle ese homenaje en vida al gran maestro. Paco era un grande.

—¿Qué lleva al concierto de Ferrol?

—Vamos a tocar mucha música del disco, Chumbulum, que también saldrá este año que viene, con composiciones originales mías desde los 80 hasta este año pasado mismo de pandemia. Temas de cada década: de los 70, los 80, los 90, del 2000 y de la época de la pandemia.

Entradas a partir de siete euros y 14 para los tres días. La web del festival ofrece precios reducidos para los menores de doce años y el barco gratis para acceder por mar a San Felipe.