Yuri Méndez, Pájaro Sunrise: «El género se debe adaptar a la canción y no al revés»

FUGAS

23 feb 2024 . Actualizado a las 17:37 h.

Gestado entre una pandemia, varias mudanzas y cambios a nivel personal en la vida del leonés Yuri Méndez, su alma máter, The Future is Not What It Used to Be es el primer disco de Pájaro Sunrise en cinco años. Un álbum cuyo título está «abierto a lo que cada uno quiera pensar», según el artista. Pero que, concretando, «habla de las esperanzas y las expectativas, cómo van cambiando cuando te haces mayor». En su caso, los vaivenes vitales lo han traído a Galicia.

­—Estamos ante un disco que despista. Empieza en plan folk-pop y, cuando piensas que va a seguir por ahí, se abre como un crisol. ¿Buscaba algo inclasificable?

—Bueno, yo creo que eso es común en todos mis discos. Incluso diría que en este es donde menos variedad existe. Hay música de los setenta, música californiana, rock, muchas cosas... Pero yo no pienso en la música como género. Me parece que el género se debe adaptar a lo que quieres decir con la canción y no al revés. Por eso, a veces el discurso se desvía del canon previsible y va por otros caminos que no estaban previstos.

­—Da la sensación de un álbum aparte y atemporal. También de internacional, que se podría haber hecho en cualquier país del mundo. ¿Se ve así?

—Eso tiene una explicación clara. Cuando empecé a escribir canciones en inglés mi idea pasaba por tocar fuera de España, que nadie supiera de dónde es el proyecto exactamente, y viajar y hacer turismo aprovechando que soy músico. Pero es que ahora, tal y como escuchamos la música en Spotify, Deezer o YouTube, tiramos de muchos estilos y países más que nunca. Tienes menos contacto con los grupos y sabes menos de ellos, pero contactas más con las canciones. Es el sino de los tiempos y se refleja en mi proyecto.

­—Ha tenido formaciones variables. ¿Cómo es su directo ahora?

—Los directos de este disco los vamos a hacer dos personas. Javier Jiménez, que es el que graba todos los violines que se escuchan en las canciones, pero que toca cualquier cosa, y yo. También tendré que tocar de todo: guitarras, sintetizadores, bajos, secuenciadores...

—Es muy detallista en sus temas. ¿Hay mucho trabajo de orfebrería musical?

—Son las ventajas e inconvenientes de grabar en casa. Te permite hacer las cosas como quieres o eres capaz, pero al tiempo te puedes volver muy loco al no tener el límite de tiempo. En este caso, sin embargo, ha sido muy rápido. Pero te da una versión distinta de la que tendrías cuando estás en un estudio y tienes ocho horas de grabación y nada más. A veces eso está bien, porque capta una energía especial. Pero yo estoy acostumbrado a otra cosa y por eso hay tanto detallismo.

­—Por momentos, recuerda en sensaciones a ciertos momentos de lo que hacía Damien Jurado hace una década.

—¡Buff! Un piropo más grande no lo puedes decir [risas]. No hay un intento de sonar como él, que para eso ya está Damien Jurado. Pero sí que entiendo esa sensación y me parece muy bien que la digas.

­—Hace bandas sonoras y publicidad. ¿Está conectado con Pájaro Sunrise?

—Excepto una banda sonora que terminó siendo un disco de Pájaro Sunrise, no. Son cosas que hago para pagar el alquiler en las épocas en las que Pájaro no da, que son casi todas [risas]. Me permite seguir haciendo música sin tener que buscar un trabajo distinto. Y, además, me sirve para aprender un montón de recursos de cómo grabar y editar.