Polly Morland, escritora y documentalista: «Si las relaciones fueran medicamentos, los políticos impondrían su uso»
FUGAS
Una documentalista de la BBC presenta una novela que refleja el amor con el que una médica rural vive su consulta, una obra que no idealiza ni el campo ni la asistencia, con un sentir que cala
06 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Polly Morland firma un libro que ya corre como la pólvora. La obra de esta documentalista de la BBC nace de cientos de entrevistas y bajo la estela de la única novela que se cita en el temario de los médicos: Un hombre afortunado, de John Berger. Es como si en las páginas de Polly, tituladas Una mujer afortunada, se siguiese con una cámara a una médica que va en bicicleta, escuchando y repartiendo cuidados cuando puede y consuelos, siempre. Ella responde desde el valle en el que transcurre la obra, emocionada, por el recorrido que está teniendo la edición española de Errata Naturae Editores.
—El ambiente rural recuerda al de la Galicia interior, ese ganadero arrastrándose para atender el ganado y negando el dolor...
—Todo transcurre en un valle sin nombre de la frontera entre Gales e Inglaterra. Una mujer afortunada está donde vivo. El libro es una carta de amor a la singularidad de este paisaje y a los vecinos. Me irritan los relatos sobre la vida rural que se basan en una idea de lo idílico, en vez de en la realidad. Las comunidades y experiencias rurales, los retos y las alegrías de vivir en un sitio así son mucho más complejos. Hay una expresión inglesa, The Middle of Nowhere, es decir, lejos del centro de las cosas. Sin embargo, para los que vivimos aquí, este es el centro de las cosas. Al mismo tiempo, fui consciente desde el principio de que quería que el texto fuera algo más universal que el simple relato periodístico del trabajo de una doctora en una atrasada comunidad rural.
—En la época en la que se miran tanto las cifras en sanidad, cómo responde a la pregunta que ya se hizo Berger: ¿Cuánto vale ofrecer a la comunidad la atención por un mismo médico durante 37 años?
—El médico de Un hombre afortunado de Berger trabajó en este mismo valle durante 37 años, desde finales de la década de 1940 hasta principios de la de 1980. La doctora anónima de Una mujer afortunada, en el momento de escribir estas líneas, lleva ejerciendo en su comunidad 24, pero tiene muy claro que su intención es seguir aquí el resto de su vida. Algunos podrían considerarlo una falta de ambición, cuando en realidad para mí demuestra todo lo contrario: ella entiende el inmenso valor, tanto para el profesional como para el enfermo, así como para la comunidad, que se deriva de las relaciones en la atención médica. Su propósito demuestra, en realidad, la extraordinaria profundidad de su vocación, el alcance de su compromiso con su trabajo. El valor de esta continuidad asistencial es muy difícil de medir, sobre todo en cifras, aunque cada vez son más los estudios clínicos que demuestran que visitar al mismo médico un largo período de tiempo tiene un efecto significativamente positivo, reduciendo los ingresos hospitalarios de urgencia e incluso las tasas de mortalidad, al tiempo que mejora la contratación y permanencia de los médicos. De hecho, una relación médico-paciente es tan valiosa que un doctor británico de alto nivel afirmó recientemente que, si las relaciones fueran un medicamento, los responsables políticos impondrían su uso.
—Su libro ya circula mucho entre médicos, como sucedió con el de Berger, ¿Pesó
su faceta de documentalista?
—Aunque en el libro figuran algunos datos estadísticos sobre el valor y la naturaleza de la relación médico y paciente, yo, que soy ante todo una narradora, sé lo poderosas que pueden ser las historias. Una mujer afortunada gira en torno a historias humanas, tanto dentro como fuera de la consulta, del mismo modo que el trabajo de los médicos, especialmente en atención primaria, también gira en torno a ellas. La protagonista del libro me dijo lo mismo cuando la conocí: «Mi trabajo gira en torno a las historias».
—¿Hay futuro para esta visión de la medicina para este mundo?
—Espero que los lectores de Una mujer afortunada lleguen a apreciar lo que hacen sus médicos y, en el caso de los lectores médicos, que se sientan que los vemos y los comprendemos. Y que el libro suscite esos difíciles debates sobre qué es lo que valoramos en la atención sanitaria, qué nos importa y por qué. Como explico casi al final, llegué a comprender que hay una humanidad intrínseca en esta profesión que no es tan intemporal como parecía. Si no comprendemos y aprendemos a valorar lo relacional en medicina, en contraposición a lo puramente transaccional, corremos el riesgo de perder algo que podría ser imposible de restaurar. Las historias de Una mujer afortunada nos muestran por qué tenemos que luchar, no solo en ese pequeño valle inglés, sino en los entornos sanitarios de todo el mundo.
«Una mujer afortunada»
Polly Morlad
??? EDITORIAL errata naturae PÁGINAS 304 PRECIO 23 euros